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Cr?nicas del juicio de San Nicol
La paciencia no se agota

Calles Lavalle y Sarmiento. Esquina de encuentro, otra vez. Sol radiante, mate infaltable, banderas en lo alto. 21 de agosto, nuevo d?a de audiencias en San Nicol?s, otro pelda?o en un camino largo que de a poco muestra sus frutos. Una jornada con impuntualidades y desmemorias que no modifican ni un aspecto de tanto trabajo, de tanta lucha.

A pesar de haber estado programada para las nueve y media de la ma?ana, reci?n pasando el mediod?a comenz? la primer audiencia en la que declararon algunos testigos de lo que se conoce como el caso de La Masacre de la calle Juan B. Justo, ocurrida el 19 de noviembre de 1976. El motivo de la demora fue una descompensaci?n de Manuel Saint Amant, quien luego no ingres? al recinto. Prestaron declaraci?n ocho personas, ofrecidas por la querella y la fiscal?a. A lo largo de los distintos testimonios se dejaron ver varias contradicciones y repentinos olvidos que dejaron en el ambiente un leve sabor amargo.

Los Donatelli

Con la sala a medio ocupar, Saint Amant y Mu?oz en salas contiguas, y s?lo Antonio Boss?? presente en el recinto, el primer testigo en declarar fue Nicol?s Donatelli. Se trata de una persona mayor, due?o de la casa en la cual viv?a el matrimonio Amestoy ? Fettolini junto a sus hijos, y Ana Mar?a Granada junto a su beb?, Manuel Goncalves. Vale destacar, adem?s, que en la ?poca de la masacre viv?a junto a su familia en una casa ubicada en calle Espa?a 727, a dos cuadras de la casa donde ocurrieron los hechos. Donatell?, desde un principio, manifest? no recordar con claridad detalle alguno sobre los acontecimientos acerca de los cuales fue interrogado. Se refugi? en la justificaci?n de que a ra?z de un accidente que en 1991 lo llev? a estar en coma varios d?as, no tiene memoria sobre esos hechos. De todos modos, admiti? haber declarado en el Juzgado Federal en el 2006, y reconoci? el frente de la vivienda en una foto de la edici?n del Diario El Norte del 20 de noviembre de 1976, trat?ndose del hogar de las v?ctimas.

Antes de llegar al receso, declar? el resto de la familia Donatelli. Mar?a Tadeo, esposa de Nicol?s, record? que la cuadra estaba rodeada por militares, y que no la dejaban pasar hasta que rompi? en llanto y le permitieron el ingreso por ser la due?a. Manifest? haber visto la casa baleada, un charco grande de sangre y la ausencia de muebles. Pascualina Donatelli, hija del matrimonio, tambi?n record? un charco de sangre y que estaba ?todo roto?. Declar? que en aquel momento ten?a s?lo 14 a?os, y que la mayor?a de lo que conoce es producto de los comentarios y no de su memoria. Finalmente, Carlos Alberto Donatelli, otro hijo del matrimonio, argument? no tener buena memoria a causa de un traumatismo de cr?neo que, producto de un accidente en 1994, le trajo complicaciones. Entre sus principales y limitadas declaraciones, confes? haber escuchado disparos, y haber visto veh?culos del ej?rcito y el frente de la casa da?ado con impactos de balas.

El resto de los testigos

A mitad de la tarde, luego del receso, continu? la audiencia con el testimonio de Pedro Fascio, quien viv?a en la casa vecina a la vivienda de las v?ctimas de la masacre. El testigo se refiri? con el t?rmino ?alboroto? a los hechos, y confes? haber o?do tiros durante m?s de una hora, y haber visto ?personas vestidas de verde?. Por otro lado, sostuvo que no manten?a ninguna relaci?n con sus vecinos, y que s?lo hab?a visto algunas veces a Omar Amestoy con una m?quina de escribir cerca de su casa.

M?s tarde fue la esposa de Fascio, Beatriz Tulice, quien entr? al recinto a prestar declaraciones. La se?ora record? que cerca de las seis de la ma?ana escuch? voces y gente corriendo que quer?a ingresar a la casa de al lado. Escuch? pasos en el techo, ?de personas que dec?an de tirar algo por el ba?o?, haciendo alusi?n a gases lacrim?genos, y admiti? haber visto impactos de balas en la casa de enfrente. Sus recuerdos sobre los hechos terminan cuando se refugi? en una habitaci?n junto a sus peque?os hijos. Luego fue el turno de Elida Rodriguez, vecina que habitaba la casa ubicada enfrente a la vivienda de las v?ctimas. Rodr?guez record? que la polic?a caminaba arriba de su casa y que los tiros iban todos para el lado de la vivienda atacada.

Finalmente, la ?ltima declaraci?n del d?a fue la de Luis Elesio, quien viv?a en el mismo lugar que Elida Rodriguez. En su testimonio, Elesio cont? que cuando ocurri? la masacre estaba trabajando, por lo que no vio ni escuch? nada. Adem?s, cont? que no lo dejaron acercarse a la vivienda, y lo mantuvieron alejado un largo rato. De todos modos, la fiscal?a le refresc? la memoria con las declaraciones que ?l mismo hab?a prestado en el 2006. All? afirm? haber visto toda la casa tiroteada, impactos de bala y un charco de sangre.

As?, entre silencios y recuerdos vagos, termin? la primer audiencia que toma declaraciones a testigos de la Masacre de la calle Juan B. Justo. La importancia de cualquiera de estas audiencias, que pueden resultar algo tediosas, es tan grande como la importancia que requiere su difusi?n. Los brazos no se bajan, las mismas caras de siempre ya son familiares, como los mismos termos y los mismos mates, las mismas banderas, o los mismos redoblantes. La memoria y la justicia se van construyendo en este trayecto, donde la paciencia parece sobrar, y como dicen por ah?, cuando se acabe la paciencia, se buscar? m?s.




Manuel Gon?alves, ?nico sobreviviente de la Masacre de Juan B. Justo


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Publicado el: 21/08/2012

Por Mart?n Stoianovich.
Categor?as:
Derechos Humanos / Documento

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