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"Sin barreras para leer", otro proyecto de la Cachilo
El derecho a la met?fora

La Biblioteca Popular Cachilo promovi? este a?o, un proyecto in?dito de promoci?n de lectura en espacios de aislamiento o encierro, para j?venes y adultos. Su bolsillero de libros se multiplic? en muchos otros que llegaron hasta el psiqui?trico Agudo ?vila, el Irar y el Hospital Carrasco, siendo la primera experiencia de este tipo en una instituci?n de salud p?blica. Capacitaron a trabajadores de cada instituci?n que se transformaron en mediadores de lectura. "Creemos que podemos potenciar el trabajo de promover la inclusi?n social y cultural, mediante el acceso al libro y la lectura", nos dice Claudia, la "Negra" Martinez. El derecho a la met?fora se abre paso con cada sue?o de la Cachilo.

?Tenemos derecho a una historia, pero tambi?n tenemos derecho a la met?fora, al extra?amiento, al desv?o, a la ampliaci?n de nuestro universo cultural. Y la lectura puede ser, a cualquier edad, un camino privilegiado para elaborar o mantener un espacio propio, un espacio ?ntimo, privado. (?) incluso en contextos donde no parece haber ninguna posibilidad de tener un espacio personal. (Petit, Michele. Lecturas: del espacio ?ntimo al espacio p?blico, M?xico, FCE, 2001)

?Qu? tienen en com?n un hospital, una c?rcel para menores, un psiqui?trico? Algo particular: son lugares donde las personas pasan demasiado tiempo, a veces aisladas, encerradas y tambi?n, estigmatizadas. Pero este a?o, estos lugares tuvieron en com?n un bolsillero lleno de libros: poes?as, historietas, novelas, cuentos, relatos populares. S?, el bolsillero de la Biblioteca Popular Cachilo se multiplic? en muchos otros que recorrieron los pasillos del Hospital Carrasco en un mueble con rueditas conducido por personal de la cocina; en el Agudo Avila, en un taller de lectura y palabras que forma parte de las actividades culturales del Centro Cultural Gomecito, y en el Irar, en ese terrible lugar donde adolescentes son arrojados al olvido y condenados por pol?ticas penitenciarias que nada tienen que ver con la ?rehabilitaci?n?, los libros al menos, cobijaron una posibilidad: la de crear un mundo m?s habitable, un lugar que abrace y no expulse. 

Todo eso nace de un sue?o que desvel? a los integrantes de la Cachilo a comienzo de a?o: la de promover la lectura para adultos en instituciones donde las personas pasan mucho tiempo, casi siempre aisladas o encerradas. As? nace el proyecto ?Sin barreras para leer?, que adquiri? forma y fuerza en el hacer diario a trav?s de los llamados mediadores de lectura que, en cada instituci?n, multiplicaron la palabra. 

?Nos preguntamos. ?qu? sucede con la gente adulta que pasa demasiado tiempo libre en un lugar?. Al comienzo, pensamos en el psiqui?trico Agudo Avila?, nos cuenta la ?Negra? Claudia Martinez, mientras compartimos un dia de lluvia en la biblioteca. Los aguditos tienen un programa radial en Aire Libre, radio comunitaria. Con ellos, el v?nculo ya existe y este fue el primer paso para promover la lectura en el Centro Cultural Gomecito, donde las puertas se abrieron de manera inmediata y la pasi?n por la lectura por parte de los pacientes del Agudo se hace visible con cada taller o encuentro de narraci?n oral, donde florece la poes?a, los cuentos, los chistes. 

El desaf?o, luego, fue promover este mismo proyecto en otros lugares: as? surge la idea del Irar y el hospital Carrasco. 

Al comienzo, el primer contacto fue con las autoridades de las tres instituciones. M?s all? de los aspectos burocr?ticos, el proyecto interes?. Puertas adentro, era necesario encontrar al personal de cada lugar que quisiera participar y capacitarse como ?mediador? de lectura para coordinarlo. Cuenta Claudia: ?En el Carrasco, pensamos en el personal de Enfermer?a. En el agudo ?vila se facilit? mucho porque ya tienen un Centro Cultural trabajando y en el Irar, estaba la escuela. Comenzamos con la docente y la psicopedagoga. As?, realizamos la capacitaci?n inicial para los mediadores de lectura. En base a lo que charlamos con ellos hicimos la selecci?n espec?fica para comprar los libros?. 

Los proyectos se piensan, se delinean, se sue?an. Pero es en la pr?ctica donde cada uno cobra impulso, nuevas formas o nuevos rumbos. As? pas? por ejemplo, en el Hospital Carrasco. ?El bolsillero no era adecuado para el hospital, porque no hab?a lugar donde dejarlo y porque a veces estaba bajo llave. Entonces, buscamos una nueva modalidad, que fue un mueble con rueditas, pero el personal de enfermer?a estaba muy ocupado y no pod?a llevar adelante el proyecto, entonces se ofreci? el personal de la cocina y fue maravilloso. El proyecto tomo otro cariz. Una vez que reparten la comida, ellos vuelven con el mueble con libros y ofrecen la lectura por las salas. El pr?stamo de libros es donde mejor funcion?, con distintas modalidades. En algunos casos, los libros se pierden o en otros, los dejan en el office de la enfermer?a. Los proyectos a veces e piensan de una forma, y despu?s, se realizan de otra?, explica Claudia profundamente conmovida. 

Convencida de la necesidad de promover el derecho a la lectura, reconoce al mismo tiempo, las dificultades que tuvieron. En el Irar, la din?mica de una instituci?n marcada fuertemente por las normas de un sistema penal hicieron pr?cticamente dificultoso los talleres de lectura con los j?venes all? alojados. Sin embargo, fue posible crear los bolsilleros y trabajar en espacios reducidos con 2 o 3 chicos y que a su vez, los libros, fueran tambi?n compartidos en la escuela o en el taller de poes?a que realiza Fabricio Simeoni. 

?El proyecto fue un aprendizaje permanente?. Adem?s, fue el primero de promoci?n de lectura espec?fico para adultos y con otras instituciones que realiza la Biblioteca Popular, ubicada en la zona oeste de Rosario. Un lugar donde la palabra enciende. 

Mediadores: un pasaje a la lectura

La selecci?n de los libros se realiz? junto a los mediadores, para conocer cu?les podr?an ser las lecturas m?s adecuadas para cada lugar. Al comienzo, y durante un mes y medio, la Cachilo los capacit? en encuentros vivenciales de lectura, ?donde trabajamos con libros de la biblioteca como disparadores y los libros que iban a estar en los bolsilleros para explorar qu? posibilidades ofrec?an estos libros. Hicimos encuentros de poes?as, de cuentos, de relatos populares y planteamos t?cnicas hacia los mediadores. La idea era que el mediador viva como si fuera el futuro lector esa experiencia y que una vez vivida esa experiencia y percibida como un encuentro afectivo, donde la palabra circula, donde hay posibilidad de crear y despojarse de prejuicios, despu?s lo pueda hacer vivir a los dem?s?. 

Entre los libros que se compraron para llenar los bolsilleros, hubo de todo. Las historietas fueron las m?s dif?ciles de conseguir ya que, seg?n cuenta Claudia, ?no hay muchas editoriales en el pa?s que las vendan?. En el Carrasco, se prioriz? la lectura de leyendas populares, cuentos y novelas, ya que all? hay mucha gente del norte y del interior profundo de la provincia. En el Irar, se busc? la lectura para j?venes: historietas y cuentos, fundamentalmente. En el Agudo ?vila, pidieron poes?a, relatos populares y libros de chistes. A su vez, en el psiqui?trico se realiz? un encuentro de narraci?n oral ?que fue maravilloso?. ?La narraci?n oral puede ser un puente incre?ble para acceder a la lectura?, se?ala la Negra. 

Sin barreras para leer gener? nuevas posibilidades. En el hospital Carrasco, sin duda, se trat? de un proyecto ?nico y novedoso ya que es la primera experiencia de lectura en una instituci?n de salud que se realiza en la ciudad. ?Nosotros entendemos que la lectura cura y este proyecto se vincula con eso. Las palabras tienen un lugar en las personas como sujetos de relatos important?simo que va construyendo la subjetividad, nos permite imaginar poder estar en otros lugares, imaginar cosas, ser otros por un tiempo, viajar y volver con m?s palabras y m?s recursos y nos d? posibilidades de elegir y uno vuelve fortalecido en esos viajes por la lectura. Entonces creemos que la palabra es muy importante en esos lugares donde hay una falta de afecto tan grande como el Irar, tener un ratito para leer juntos, viajar con el h?roe, volver, haber hecho cambios, o la poes?a simplemente, es riqu?simo. Y creemos que si los lugares de salud tambi?n le dan un lugar a esto, es muy importante. Que no somos solamente cuerpo, sino que necesitamos de otras cosas para poder vivir o para poder sanar.? 

Los mediadores se entusiasman y generan nuevas redes e ideas, por ejemplo, la de crear una biblioteca en el Hospital Carrasco. Una experiencia in?dita en Rosario. Adem?s, el proyecto tambi?n se est? realizando en el Policl?nico San Martin donde concurren ni?os que realizan tratamientos espec?ficos para trastornos de lenguaje. ?Trabajamos con los profes, con el Centro Crecer, con los centros de jubilados, entonces el bolsillero cumple un papel interesante, porque se hacen talleres donde participan las mamas que llevan a los chicos, los abuelos que a veces vienen a leer y tambi?n se prestan libros a partir de una mediaci?n porque las mam?s preguntan y llevan libros para sus otros hijos.? A su vez, Claudia invita a que se sumen voluntarios de lectura y que entreguen un poquito de su tiempo para leerle a personas que no tienen acceso, a que sean narradores por un instante. "El encuentro con la lectura habilita lugares que uno desconoce de s? mismo". 

No son solo los ?locos de la Cachilo? los que predican con la palabra andante. Ahora tambi?n, se suman los padres, las mam?s, los pacientes, los j?venes, los laburantes. Los que militan con un libro bajo el brazo para que la magia no se apague. "Esta es la gracia de multiplicar", dice Claudia. 




El bolsillero andante del Hospital Carrasco
B?rbara y Ver?nica trabajan dentro del Irar. ?Nos pareci? muy interesante la capacitaci?n. Salimos de la biblioteca con muchas ganas de hacer cosas?, dicen despu?s de haber explorado la narraci?n oral en cada encuentro realizado en la biblio. ?Poder contarles a los chicos nos entusiasm? mucho?. Las dificultades al interior del Irar son much?simas. Sin embargo, las chicas pudieron crear el bolsillero. ?Se trabaja en la escuela y nuestra idea principal era poder trabajarlo en el espacio de Sum. Pero luego se traslad? a los salones para hacerlo junto con las maestras. Creemos que es una herramienta important?sima porque promueve mucho la lectura. Y los habilita a poder pensar y poder trasladarse a otro lugar. A veces cuesta, pero hay libros que nos permiten imaginar m?s?.

Fernando trabaja en el ?rea de Cocina del Hospital Carrasco. Se sum? a partir de una invitaci?n que le realiz? un compa?ero. ?Variamos el proyecto inicial que era de compartir la lectura y hacer talleres. Hicimos que el proyecto circule habitaci?n por habitaci?n, prestando libros a los pacientes. Ellos se entusiasman y creo que los saca de la estructura cotidiana de lo que es estar durante mucho tiempo en un hospital. Cualquier forma o herramienta que los saque de all?, son bien recibidas. A trav?s de un libro o de una lectura, el paciente sale de la realidad hospitalaria por un momento. Todas las personas que est?n all? pasan por un proceso de angustia y el di?logo que habilita un libro, ayuda much?simo. La cocina ocupa un lugar que no es convencional para la lectura. Pero con algunos compa?eros nos entusiasmamos con esto, para compartir una experiencia?, cuenta Fernando que sue?a con poder continuar y fortalecer el bolsillero el a?o pr?ximo.

Las chicas del Agudo Avila, Laura y Estefan?a, estudiantes de trabajo social, participan del Centro Cultural Gomecito desde hace tiempo. ?No hab?a un espacio de lectura, creemos que habilita poder usar la imaginaci?n y romper con la cotidianeidad de las personas que transitan el espacio. Hay un tiempo muerto muy amplio, y la lectura es una estrategia muy buena para pensar en algo?, dicen las chicas quienes transmiten el entusiasmo que tienen los pacientes con la lectura.
 

Publicado el: 27/10/2012

Por Maria Cruz Ciarniello.
Categor?as:
Redes y Organizaciones Sociales / Reportaje

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