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Carlos N??ez y la disputa de los desocupados por participar en las pol?ticas sociales y de empleo

Desde el plano de la salud por su lugar de psic?logo, y tambi?n desde su pr?ctica militante desde el Cedis, Carlos N??ez lleva m?s de una d?cada abordando la cuesti?n de la desocupaci?n. As?, particip? del proceso de construcci?n y desarrollo de organizaciones de desocupados, cuyo inicio sit?a en los primeros a?os de los 90. "La participaci?n real de los trabajadores desocupados no puede estar centrada s?lo en la ejecuci?n de los planes que vienen armados desde arriba. As? como se plantea la redistribuci?n de los ingresos tambi?n hace falta plantear la redistribuci?n del trabajo necesario, a crear ac?. Ese trabajo no puede venir armado, dirigenciado desde oficinas de all?. Somos nosotros los que sabemos c?mo es la estructura de nuestro pa?s. Son los trabajadores de ac? los que saben qu? cosas es m?s  necesario desarrollar en un lugar, qu? tipo de cosas son las que hacen falta", plantea Carlos, metido a analizar el presente de las organizaciones de desocupados.

 



Desde el plano de la salud por su lugar de psic?logo, y tambi?n desde su pr?ctica militante desde el Cedis, Carlos N??ez lleva m?s de una d?cada abordando la cuesti?n de la desocupaci?n. As?, particip? del proceso de construcci?n y desarrollo de organizaciones de desocupados, cuyo inicio sit?a en los primeros a?os de los 90. "La participaci?n real de los trabajadores desocupados no puede estar centrada s?lo en la ejecuci?n de los planes que vienen armados desde arriba. As? como se plantea la redistribuci?n de los ingresos tambi?n hace falta plantear la redistribuci?n del trabajo necesario, a crear ac?. Ese trabajo no puede venir armado, dirigenciado desde oficinas de all?. Somos nosotros los que sabemos c?mo es la estructura de nuestro pa?s. Son los trabajadores de ac? los que saben qu? cosas es m?s  necesario desarrollar en un lugar, qu? tipo de cosas son las que hacen falta", plantea Carlos metido a analizar el presente de las organizaciones de desocupados.

"La disputa de los desocupados arranc? desde la nada, porque dec?an que era el mercado el que iba a asignar los nuevos puestos de trabajo y lo ?nico que asign? el mercado fue m?s hambre, muertes, suicidios. Y a los trabajadores desocupados no les qued? otra que ir d?ndose cuenta de que todo depend?a de c?mo ellos mismos fueran enfrentando la situaci?n, c?mo la fueran resolviendo para seguir teniendo la posibilidad de seguir sinti?ndose dignos ante la mirada de sus hijos, de su mujer, del barrio; sabiendo que eran muchos los que estaban igual. De esta manera se fue construyendo: se organizaron primero en cuanto a c?mo reclamar al Estado y se est? pasando a otra etapa, mucho m?s rica, que es formar parte del debate de las pol?ticas sociales y las pol?ticas de empleo a desarrollar en un pa?s", agrega Carlos 

Pero la charla con enREDando arranca desde el repaso de aquellos a?os en los que la desocupaci?n se hizo masiva. "El desempleo siempre estuvo como una amenaza latente, pero en la medida que no era tan masivo, tan absoluto, para el com?n de los trabajadores representaba una posibilidad que pod?a ser tapada con otra, entrando a otro trabajo. Antes el desgaste psicol?gico estaba mucho m?s vinculado el puesto de trabajo que se ten?a que a otra cosa, hab?a posibilidad de reinsertarse. Lo que nunca hab?a existido en la Argentina era esto que algunos autores trabajan como la privaci?n absoluta, es decir que te qued?s sin empleo pero a su vez, como ac? tampoco existen subsidios de desempleo fuertes ni seguridad social, qued?s en la privaci?n absoluta, que es lo que est? ligado a la exclusi?n social", indica Carlos.

"Cuando trabaj?bamos en los grupos iniciales de reflexi?n sobre desempleo lo primero que aparec?a era que los hombres ven?an tra?dos por las mujeres, porque no pod?an ni venir solos. No funcionaban en ninguna de las ?reas que hac?an a su rol dentro de la casa, a su rol como hombre, a su lugar como trabajador: Lo hab?a impactado en todos los sentidos. Despu?s estaban las otras situaciones en las que el hombre aparec?a plenamente dominado por la sensaci?n de culpa; y una culpa individual: yo fall? en esto, porque no cambi? a tiempo, no me di cuenta de los tiempos que ven?an, no estudi? lo que ten?a que estudiar; por qu? no me capacit?, en qu? le fall? a mi familia, a mis hijos, a mi mujer, a m?", sigue Carlos, que recuerda que eso se daba en medio de "la euforia menemista, donde la mayor?a dec?a: ahhh... entramos al primer mundo".

"Como a su vez la psicolog?a individual est? tan atada, como cualquier otra cosa, al acontecer social de una naci?n, de un espacio -sigue Carlos-, pas? que en la medida en que los fracasos individuales no alcanzaron para ser el fantasma necesario desde donde se sostuviera el desaparecido social, que era la figura fuerte que quer?a imponerse, se dio algo que muchos autores descartaban, que parec?a imposible y no fue imposible: que desde las propias necesidades que fueron surgiendo fueron constituy?ndose estructuras que contuvieran a los desocupados, pero no pasivamente, sino como un espacio de reflexi?n, de participaci?n y de creaci?n de los mismos trabajadores desocupados. Y muchas organizaciones de desocupados tasmbi?n patearon el tablero en cuanto a la organizaci?n de los gremios estructurados muy verticalemente".

Otro momento importante en el que se detiene Carlos -que remarca lo dura, con muchas v?citmas de la represi?n contra piquetes y movilizaciones, que fue la lucha de los desocupados en la b?squeda de sus modos de organizaci?n- es el de la multiplicaci?n, a trav?s del programa Jefas y Jefes de Hogar, de los subsidios laborales y sus contraprestaciones: "En los niveles de la salud asist?amos a una salud mental mucho m?s deteriorada en los primeros momentos que en los momentos en los que se puedieron autoenunciar como trabajadores desocupados y juntarse con otros y salir a la calle. Desde ese punto de vista uno concluye que la plena actividad de alguien luchando por sus derechos, por su dignidad, es de por s? un hecho de salud mental important?simo. Por el otro lado, lo de la multiplicaci?n de los subsidios forma parte del proceso de conquista, lento, de los derechos sociales que se le pueden disputar al sistema en este momento, proceso que creo que ahora est? pasando a otra etapa: la de participar del debate de las pol?ticas sociales y de empleo".




 

Publicado el: 07/08/2003


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Trabajo / Reportaje

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