Poes?a en la c?rcel
Una utop?a posible
enREDando, como cada a?o, particip? del Encuentro de poetas en la Unidad de Detenci?n N? 3, durante el Festival Internacional de Poes?a realizado en Rosario. La palabra po?tica, una vez m?s, volvi? a hacer posible lo que parece arrojado al olvido y a las penas m?s duras. Los chicos detenidos que participan del taller de poes?a Historial de Soledades, volvieron a expresar todo lo que libera, potencia y transforma, a trav?s de sus poemas. Mientras algunos sectores pol?ticos aprueban proyectos de ley que estigmatizan a los pibes y pretenden instalar un nuevo "Servicio Militar", en la c?rcel de varones, el vuelo de la poes?a resiste, empu?ando el fusil de la palabra.
Dar?o est? en libertad. Hace un tiempo recorr?a los fr?os pasillos de la Redonda, la Unidad de Detenci?n para varones, ubicada en la inmensa esquina de Richieri y Zeballos. All? dentro so?? con la palabra po?tica. De a ratos, ellas fue su refugio, la suave caricia que tanto hace falta en las noches de una c?rcel.
A Dar?o lo escuchamos en el Encuentro de Poetas que todos los a?os se realiza en la Unidad N? 3 de Varones. Invitado por la escritora Susana Valenti, Dar?o no dud? en volver a traspasar el port?n gris que separa el adentro con el afuera. Y ese d?a, comparti? su poema.
Hay una frontera invisible y real.
De un lado est? la noche,
su eco misterioso. Del otro, un resplandor que, a veces, traspasa la penumbra
como t?rmino de lo que huye.
Ah?, un rayo de grandeza
que ilumina todo lo viviente.
Entre ambas creaciones
hay un velo fin?simo
por donde pasa la existencia
Y, tambi?n, la muerte.
Poetas de todo el pa?s y el extranjero ingresaron al penal en el marco del Festival Internacional de Poes?a realizado en la ciudad de Rosario. All? compartieron sus lecturas con aquellos otros poetas que est?n presos, algunos con condenas y otros tantos procesados. ?La demora en las sentencias hace que la privaci?n de la libertad sin sentencia, valga la redundancia, represente en s? mismo una pena; infinidad de internos en los Servicios Penitenciarios est?n en espera de su juicio oral y otros tantos no tienen condena efectiva?, afirma un Informe elaborado por la Defensor?a del Pueblo de la Naci?n en el a?o 2006.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) sostiene que ?en los ?ltimos a?os se asisti? a un avance progresivo de las tasas de encarcelamiento, como consecuencia, entre otros factores, de las reformas legislativas que contribuyeron a ?generalizar la privaci?n de la libertad durante el proceso?. Se observ? que en Buenos Aires, por ejemplo, las personas privadas de su libertad sin condena representaban m?s de un 90% de la poblaci?n carcelaria?.
Daniel, como muchos m?s, esperan un proceso judicial entre rejas. Mientras tanto, un Historial de Soledades los cobija cada viernes, cuando la poes?a los invita a explorar la imaginaci?n, los deseos, el amor, y tambi?n, los dolores m?s profundos.
Entonces, el pabell?n de Daniel se transforma en su arma po?tica. Y en ella escribe:
estoy desvelado
escucho todos los ruidos
de la noche y el silencio.
La suave respiraci?n de los dormidos,
alguien que da vueltas en el lecho,
otro, mezclando el sue?o con la voz.
M?s all?, un hombre envejecido
se sobresalta siempre a medianoche
mientras suena la tos del que est? enfermo.
Descansen tranquilos.
Yo, estoy despierto.
Daniel sonr?e. Siempre sonr?e. ?Para nosotros es un orgullo que los poetas entren y lean nuestros poemas. Hace 3 a?os que vengo escribiendo poemas con Susana y cada vez vamos creciendo un poquito m?s?. Cuenta que siempre le gust? leer y escribir cuentos. Pero fue Susana Valenti la que lo sumergi? en el incre?ble mundo de la po?tica. ?La escritura te abre la mente, pod?s viajar, so?ar y me gusta mucho salir de ac? dentro y que lean mis poemas para que puedan saber que los internos pueden escribir estas cosas".
En una frase que aparece en la pizarra, Daniel escribi?: ?A mi vida la apost?. Ahora, el exterior es imaginario?. Y entonces, explica, busc?ndole palabras a su sentencia po?tica: ?A m? vida la apost? cuando fui a robar y perd?. Ahora, el exterior, para m?, es imaginario, no lo puedo ver.? Aunque ese exterior sea casi invisible, Daniel sigue apostando, esta vez, a la escritura, al estudio y a la vida.
Ariel defini? a la poes?a como ?una p?a fr?gil que estalla en las manos.? Su poema est? dedicado al "invierno en el patio del penal".
Julio, como un dios
in?tilmente fr?o
se vuelve contra el cielo.
Ese lugar sin pertenec?a
me regresa a este escrito.
La ma?ana no invalida mis pensamientos
que se escurren, con cierta sutileza,
hacia la inmortalidad.
Vuelven a ser noticia los gorriones
sitiando las baldosas.
Lo distante se hace extremo
y necesario.
El poema traspasa las regiones celestes
y apuesta al espejismo
aunque siga mirando la pared.
M?ximo aparece, t?midamente ?detr?s de los candados?. As? se llama el poema que ley? frente a los poetas extranjeros quienes, atentos a cada gesto, a cada palabra, escuchaban en silencio. ?Hace unos meses que participo del taller.? Y a pesar de que escribe poes?as, no se siente un poeta. ?Escribo cosas rom?nticas?, dice M?ximo. ?Para m? la escritura es una evasi?n, yo siento lo que escribo, sino no puedo escribir?.
As? fue como un d?a M?ximo afil? la pluma y dibuj? un plano en la pared./ Sobre el tacto aparece un camino. / Escalo heridas y ventanas. / Mi cuerpo sale. / Con el paso tranquilo / desoriento la espera y te busco. / Son huellas imaginarias / que derriban sus puertas / y lugares lejanos. / Otra vez, esta noche / me alcanzaron tus ojos.
Juan hace tres a?os que asiste al taller coordinado por Susana Valenti. Est? preso en la c?rcel de Pi?ero, denunciada tantas veces por el Equipo de Ciudad Interna. A Pi?ero le llaman ?El Peque?o Vietnam?. ?Mucha de la gente est? asombrada de lo que escribimos y de la manera que lo hacemos. Lo que encuentro en la poes?a es la posibilidad de poder expresarme. Trato de escribir cosas que vayan m?s all?, imaginarme otro lugar, otras formas?, dice Juan. Le faltan 2 a?os y 8 meses para estar en libertad. Afuera, sue?a con seguir escribiendo, sino, dice, ?ser?a volver hacia atr?s?. Un perfume en el l?mite lo seduce. Y escribe:
Hay huellas desertoras
que el d?a cicatriza.
Todo suena perdido
hasta el calor de enero que destierra
la inicial de los p?jaros.
Como un raro ejercicio la luz y la fragancia
van marcando fisuras
en un rinc?n del muro.
El desierto del trazo
insin?a la ausencia.
El taller Historial de Soledades, para Ignacio, ?es una manera de salir de ac??. Ese ac?, que se?ala con el silencio de su mirada, son los pabellones de la c?rcel, el patio de invierno, el rinc?n del muro, la penumbra o el lugar sin pertenecia. Del taller, no solo destaca la escritura, sino a Susana, su coordinadora. ?A veces tiramos t?rminos, palabras, y sobre las palabras vamos armando. Pero me gusta escribir de todo?. Y en ese tirar palabras, despojar sentidos, jugar con las frases, las letras y las cadencias, Ignacio construye su poema: hay gestos que confortan/ que desarman el fr?o / Hay letras que cruzan las ciudades / arrasando la niebla./ Lo cierto es el detalle, lo profundo. / Para que puedan ser / los puentes y el rel?mpago.
Cristian Molina es un escritor de la ciudad. Como tantos otros poetas del Festival, decidi? ingresar a la Unidad N? 3. Tiene un blog ?El ni?o C? donde descubre la poes?a en vivo. ?Tiene que ver con la posibilidad que ofrece internet en publicar en el instante lo que uno escribe, una versi?n de lo que finalmente puede llegar a ser alguna vez, un poema. Ese material endeble que aparece en la pantalla como algo originario, en vivo, en el instante.?
Fueron varios los motivos por los cuales Cristian decidi? ingresar a la c?rcel y compartir su lectura en este vaiv?n de poemas diferentes, intensos. ?Venir a leer poes?a a este lugar tiene que ver con mi historia y con que le agrega un plus, hace que la poes?a tome otros carriles que no son lo de los espacios legitimados, los espacios comunes, los espacios consagrados donde generalmente circula la poes?a. Y con mi historia tiene que ver, b?sicamente porque yo aprend? a caminar en una c?rcel cuando mi pap? estaba en una c?rcel. Para m? es muy movilizante.?
Teresa Andrade es escritora, periodista y oriunda de El Salvador. Entrevistada por enREDando, opina:?Yo creo que la palabra rehabilita el alma. Desde el momento en que empez?s saber que hay una manera de expresar, apropiarte de ella y amarla y ponerle trabajo, puede ayudar y motivar a cualquier persona?.
Igor Barreto es otro escritor que llega desde la tierra venezolana. All?, trabaj? durante un a?o en uno de los penales m?s duros de Venezuela. El texto que ley?, es un escrito colectivo que surgi? de esas profundidades. ?Dentro de la misma prisi?n hay cosas que est?n en libertad, por ejemplo, la ropa que traen los familiares, la ropa sale del penal, el agua de las tuber?as que corre. Eso son detalles aportados por los presos. Se dedicaron durante un a?o a descubrir que cosas est?n libres, a?n en la prisi?n. Y esas cosas logran mitigar el dolor incuestionable de la prisi?n. En Venezuela el tema de lo retardos procesales es grave. Hay gente que pasa en prisi?n muchos a?os y nunca le dictan sentencia, o hay personas que mueren en los traslados en una c?rcel a otra, el promedio es alt?simo. De cada 10 presos que se trasladan, mueren 8.?
Para Igor, la escritura en una c?rcel es esencialmente ?un acto de libertad?, solo comparado con el sue?o. ?Uno de los internos dice, ?en el sue?o puedes pelear con el moustruo m?s grande y siempre ganas?. Con la escritura pasa lo mismo.?, dice Igor. Una de las frases de este poeta, motiva el impulso de esta cr?nica. En ella, el sentido de la po?tica vislumbra un horizonte que todo lo devela y lo ilumina, a?n en la m?s terrible desolaci?n: ?La escritura es una utop?a posible.?
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Ignacio, leyendo su poema "Trascendencia" | |
Publicado el: 30/09/2010
Por Mar?a Cruz Ciarniello.
Categor?as: Derechos Humanos / Documento
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