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Escritos de la c?rcel de Ezeiza
Intensidades de mujer

En la sede de Amsaf? Rosario se present? el libro "Intensidades de Mujer", relatos, poemas y vidas de 18 mujeres detenidas en el penal de Ezeiza. La iniciativa surge del taller de periodismo de la Agencia Walsh y nace como una poderosa herramienta de resistencia que nos acerca las palabras y los pensamientos de quienes, por ser pobres, mujeres y en su mayor?a j?venes, transitan una condena por delitos, en muchos casos, ni siquiera investigados ni comprobados. enREDando particip? de la presentaci?n y escuch? a Lidia Perez, una ex detenida de Ezeiza quien, a trav?s de una organizaci?n de ex detenidos que ella misma form?, lucha por la defensa de los derechos humanos de las personas privadas de su libertad.

Tengo el libro en mis manos. En la tapa, el grito de una mujer desnuda los barrotes de una c?rcel. Y hay letras sueltas que navegan en un horizonte lejano; en un sue?o alcanzable. Esos gritos hablan, dicen, silencian. Son las voces, tantas veces mutiladas, las que con el tono y el aroma de mujer, muestran el interior profundo de la c?rcel de Ezeiza. El libro tiene un nombre: Intensidades de Mujer. Contiene el pr?logo de quien tuvo la iniciativa para impulsar este proyecto: Oscar Castelnuovo. Y en sus hojas, en cada p?gina, el relato de 18 mujeres privadas de su libertad. Claudia, la Rusita, Sol, Lidia, Carap?lida, son algunas, tan solo algunas, de las chicas que nos acercan sus escritos, a veces son cartas, a veces poemas, historias de vida, relatos, sue?os.

 ?Toda actividad que les permita ser, expresarse y visibilizarse ante los ojos de la sociedad, constituye un modo de resistir. No hay dudas, para ellas escribir es resistir, fantasear, denunciar, hacer catarsis, estampar el amor al hijo o a la pareja, comunicar, imaginar horizontes m?s o menos cercanos y, sobre todo, crear espacios de libertad y de ese modo saltar el muro?, escribe Castelnuovo, en las palabras que dan apertura a este intenso libro de mujeres presas.

En Rosario, la presentaci?n se llev? a cabo en la sede de Amsaf?, a cargo de Castelnuovo y Lidia Perez, una militante social que estuvo presa durante tres a?os en el penal de Ezeiza. Hoy, es una luchadora de todos los frentes. Y se le nota en cada palabra, en cada gesto. Con fuerza, describe los d?as y las noches que se viven en una c?rcel, la vulneraci?n de derechos humanos que cotidianamente se cajonean en las prisiones, y se olvidan, y se mutilan. Lo dif?cil que es pasar una Navidad entre rejas. ?Somos presas sociales?. As? se definen, con contundencia. Sabemos que la prisi?n es un conf?n destinado a ?depositar? a los hombres y las mujeres sumergidas en la pobreza profunda de nuestro pa?s. Sabemos tambi?n, que grandes negocios se financian y se sostienen a trav?s del sistema penitenciario. Y tambi?n, creemos que la escritura carcelaria es una forma de generar resistencia, en el sentido m?s profundo del t?rmino. Es que all? dentro, no solo se priva a las personas de su libertad y de los derechos m?s b?sicos, como la educaci?n, la salud o la buena alimentaci?n. Tambi?n se les vulnera, cotidianamente, el derecho a la comunicaci?n.

El libro surge a partir de una taller de periodismo y expresi?n que realiza la Agencia Rodolfo Walsh y dur? aproximadamente un a?o. Muchos escritos fueron especialmente realizados para ser publicados en este poderoso libro que trasluce la feminizaci?n de la c?rcel y la pobreza. ?Este volumen, de inconfundible aroma, re?ne los contenidos que no pudieron retener los barrotes ni el hostigamiento. Al trasponerlos, ellas est?n con nosotros Y ya en nuestra casa o nuestro bar, nos cuentan acerca de sus intimidades, el origen de sus dolores o las razones de su risa?, escribe Oscar.

 Lidia Perez es una ?militante del coraz?n?. Con su relato, en la presentaci?n, denuncia la violaci?n de los derechos humanos que se comenten muros adentro, entre ellos, la imposibilidad de poder educarse. Crear el Centro Universitario Ezeiza (CUE) fue una primer resistencia que impuls? junto a otras compa?eras presas. ?Somos presas sociales?, se le escucha decir una y otra vez. ?Estamos detenidas por necesidad, es la construcci?n de un determinado tipo de pa?s la que nos excluy??, expresa y cuenta de qu? manera es la mujer la que pone el cuerpo, la que se expone, la que batalla ante la falta de comida, la que aguanta al marido en las m?s malas, la que se hace ?mula?, para salvar a su hijo o llevarle un pan a la mesa.

Dentro de la c?rcel, tambi?n cuenta como ese lugar, para muchos inimaginable, se convierte en una casa y como all? dentro, se construyen, se forman, se entrelazan lazos y familias. ?Mi familia tumbera?, dice Lidia.

Pero hay un d?a, una noche, una fecha, donde el silencio se hace carne. Donde nadie habla para no quebrarse en llanto. Donde el dolor de la compa?era es el mismo que ahoga el alma de cada una. Cuando llega Navidad, las fiestas de fin de a?o, el dolor estremece. ?Es un dolor que no se puede transmitir. Ninguna se atreve a quebrar. Las fiestas es el momento m?s tr?gico para una mujer detenida?.

A mi lado, escuchando las palabras de Lidia, una compa?era tiene los ojos vidriosos, llora. Pareciera que ella misma vivi? lo que significa la c?rcel y el desprendimiento de los hijos. Al rato, contar? que estuvo presa en Ezeiza por una ?causa armada?, injusta, no investigada.

Afuera de la c?rcel, una vez en libertad, Lidia no abandon? la prisi?n, y mucho menos a sus compa?eras. Conformaron un Foro de ex detenidos y detenidas y a trav?s de este espacio, denuncian las violaciones que se comenten en los distintos penales provinciales y federales del pa?s. En Santa Fe, desde hace tres a?os est?n intentando ingresar a alguno de ellos y observar las condiciones de detenci?n, pero hasta el momento no han tenido la posibilidad ni el permiso, por parte del Servicio Penitenciario, a cargo de Mariano Buffarini, para acceder a las c?rceles santafesinas.

 Al mismo tiempo, Lidia narra las dificultades que tienen los detenidos y las detenidas para poder estudiar. ?El sistema est? preparado para que no se eduquen?, reafirma. Por ello, lleva adelante una intensa lucha en pos de defender los centros universitarios que existen en las c?rceles, como el de Devoto. En la c?rcel de mujeres, por otra parte, existe una doble vulneraci?n marcada por la violencia y la discriminaci?n por g?nero. Por ejemplo, al momento de tener el derecho a recibir visitas ?ntimas, la mujer debe justificar la relaci?n de pareja, si est? casada o en concubinato. ?La c?rcel atraviesa pobreza, migrantes, mujeres, madres, l?sbicas, trans, extranjeras?. En esta diversidad de historias, se profundiza la necesidad de defender los derechos de cada una y reconocer las realidades y necesidades que al interior de una prisi?n, parecieran desnudar la m?s cruel de las indiferencias.

En este libro, tambi?n aparece el relato de Karina Germano, La Galle, militante de H.I.J.OS., detenida desde hace dos a?os en Ezeiza y cinco a?os antes, en Carandir?, Brasil. Nunca se demostr? su participaci?n en los hechos que se le imputan. Hoy estudia sociolog?a y es militante del Centro de Estudiantes de Ezeiza. Sigue militando, como lo hac?a afuera. Y es una voz referente, de apoyo, de lucha y de fuerza para las tantas mujeres pobres y j?venes que atraviesan la c?rcel en sus cuerpos y en sus vidas. ?Desde mi encierro, la forma de resistencia que practico sigue siendo la militancia de base, o sea mi naturalidad de practicar la solidaridad de intentar propagar los valores m?s b?sicos, actualmente tan perdidos en nuestras sociedades modernas?.





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Publicado el: 12/11/2010

Por Mar?a Cruz Ciarniello.
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