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Alegatos en la causa de San Nicol
No puede ser de otra manera

Desde temprano, el martes 27 de noviembre la puerta de los Tribunales Federales de calle Oro?o se encontr? con una numerosa cantidad de acompa?antes que se acercaron para vivir un d?a especial. De la mano de los abogados querellantes Ana Oberlin, Carolina Ib??ez, Lucas Ciarniello y ?lvaro Baella, se dieron a conocer los alegatos en el juicio que sent? en el banquillo a los represores Manuel Fernando Saint Amant, Antonio Federico Bossi? y Jorge M??oz. Las atrocidades cometidas en San Nicol?s durante la ?ltima dictadura son el foco de un nuevo juicio que ya est? llegando a su fin.

Una vez concluida la lectura del alegato, la querella pidi? Prisi?n Perpetua y efectiva en c?rcel com?n para los tres acusados, consider?ndolos coautores de los hechos penalmente responsables. 

Sobre la masacre de la calle Juan B. Justo 

La masacre de la calle Juan B. Justo es uno de los hechos m?s recordados en San Nicol?s, por el impacto que tuvo en esa misma sociedad que hoy vuelve a recordar lo sucedido, y a verlo de una manera m?s concreta. Ocurri? el 19 de noviembre de 1976, cuando un operativo de las Fuerzas Conjuntas irrumpi? en un hogar. Mataron a tiros a tres adultos, la pareja de Omar Amestoy y Mar?a del Carmen Fettolini, y a Ana Mar?a Granada. Tambi?n murieron dos ni?os, asfixiados por granadas de gases lacrim?genos. Se trata de Fernando y Mar?a Eugenia Amestoy, de tres y cinco a?os. Pero por aquellas cosas del destino hubo un sobreviviente, de cinco meses por entonces. Es el hijo de Ana Mar?a, Manuel Goncalves Granada, quien sobrevivi? gracias a que fue refugiado en un colch?n dentro de un armario. Hoy, 36 a?os despu?s, es uno de los principales testigos de la causa, y unos de los referentes de ese grupo que cada ma?ana de audiencia se acerca a Tribunales a acompa?ar el transcurso del juicio. 

Quien se encarg? de hacer la lectura del alegato por la masacre de la calle Juan B. Justo, fue la abogada Ana Oberlin, que en un principio se ocup? de detallar algunos datos sobre las v?ctimas. Se consider? de suma importancia mencionar las ocupaciones laborales, los trabajos de militancia, los datos de la vivienda, y sobre todo las persecuciones a las que los tres adultos hab?an sido sometidos con anterioridad, lo que los llevar?a a vivir en San Nicol?s bajo otros nombres. 

Respecto a los hechos puntuales de aquel 19 de noviembre, Oberlin dej? en claro que a lo largo del juicio se cont? con una gran cantidad de pruebas que iban desde los testimonios de los vecinos, de recortes period?sticos, actas policiales, hasta las palabras de los mismos imputados que presaron declaraciones, Bossi? y Mu?oz. 

Una lectura recopilatoria de las declaraciones de los vecinos ayud? a dejar en claro que el recuerdo de los hechos dej? un gran impacto. La magnitud del operativo, y la crueldad con la que se actu? fue detallada por la gran mayor?a de aquellos testigos. Tambi?n sirvieron las declaraciones que hac?an referencia a la presencia de Saint Amant en el lugar. Esto, desde un principio, comienza a colaborar en la refutaci?n de aquella idea de que el por entonces jefe del ?rea Militar 132 se encontraba internado en Buenos Aires. 

A partir de las declaraciones y las ampliaciones de las indagatorias de los imputados, tambi?n se logr? despejar algunas teor?as que, tanto los represores como sus defensores, quisieron imponer. Vale recordar que la defensa intent? relacionar el hecho de la masacre de la calle Juan B. Justo, a un operativo realizado el d?a anterior en barrio Las Mellizas, suponiendo para aquel 19 de noviembre un procedimiento por identificaci?n de los habitantes del lugar. Esto no fue as?, el operativo en la casa de Juan B. Justo 676 estaba totalmente programado y planificado. Alcanza para demostrarlo la declaraci?n de un testigo que, despu?s de los hechos y ante el impedimento de la polic?a para ingresar a la cuadra de la casa, vio c?mo un oficial sac? una lista con los nombres de los habitantes de la cuadra y luego de corroborarlo lo dej? pasar. Para Oberlin otra prueba es el exagerado n?mero de entre cincuenta y cien integrantes de las Fuerzas Conjuntas que fueron al operativo. 

Tambi?n se logr? desterrar la teor?a del enfrentamiento. ?La hip?tesis de enfrentamiento fue descartada en el juicio, adem?s insulta la inteligencia de los que investigamos el hecho?, sostuvo Oberlin. Tampoco se pudo constatar, m?s all? de diversas suposiciones, que verdaderamente las v?ctimas hayan tenido armas de fuego consigo. Adem?s, pericias y an?lisis realizados durante la causa, dejaron en claro que en las paredes de las casas de enfrente no hab?a impactos de balas que reforzaran la idea del enfrentamiento. 

?El matrimonio fue ejecutado y la hip?tesis contraria fue refutada?, se?al? la abogada en relaci?n a la versi?n del pacto suicida entre Omar Amestoy y Mar?a del Carmen Fettolini. ?Los documentos del Ej?rcito y la Polic?a Federal Argentina en aquellos a?os hablan de que fueron abatidos, y no hablan de suicidio?, aclar? y dej? en claro que cuando realmente se trataba de suicidio, las actas e informes utilizaban el t?rmino correcto. Respecto a Ana Mar?a Granada, la pericia que dio como resultado quince impactos de balas en el cuerpo, es suficiente para darse cuenta de qu? tipo de operativo se trat?.

 Respecto a la presencia de los ni?os, se confirm? que s? era de conocimiento para las Fuerzas Conjuntas. M?s de un testigo recuerda a militares gritando que hab?a ni?os y que los sacaran de la casa. Que su muerte se debi? a la asfixia por los gases fue comprobado por aquellos especialistas que pasaron por la causa y se?alaron que abundante cantidad de gases puede provocar la muerte de un ni?o. La supuesta quema de documentos en el ba?o, suceso bajo el cual los imputados pretenden justificar el lanzamiento de las granadas, fue refutado al no poderse constatar de ninguna manera. Ni los vecinos hablaron de aquel ?humo negro que sal?a de la claraboya por la quema de papeles?. Tampoco se trat? de una sola granada, y ante esto bast? escuchar a los testigos que vieron varios proyectiles restantes de aquellas armas para confirmarlo. 

Para finalizar, Oberlin se ocup? de responder a los dichos de los acusados, que se atrevieron a sentirse v?ctimas y a detallar el sufrimiento de sus familiares por el momento que est?n pasando. ?Es obsceno comparar lo que implic? a la familia Amestoy?, se?al? a la vez que record? el sufrimiento atravesado, tanto por dicha familia, como por Manuel Gonc?lves, quien a?n se pregunta si tiene sentido haber sobrevivido.

Sobre el caso de los sies militantes de la J.P Montoneros desaparecidos entre abril y mayo de 1977. 

Mar?a Regina Spotti, Mar?a Rosa Baronio, Eduardo Luis Reale, Horacio Ar?stides Mart?nez, Mar?a Cristina Alvira y Rosa Raquel Alvira, son v?ctimas de privaci?n ileg?tima de la libertad, agravada por violencia, sustracci?n de bienes y homicidio agravado. Tanto este caso, como el que implica a los vej?menes sufridos por el propietario de la vivienda del matrimonio Almada- Spotti, Jos? Mastroberardino, tienen como imputado a Manuel Fernando Saint Amant. 

Mar?a Regina Spotti fue secuestrada el 21 de abril de 1977, en su casa de barrio Tr?poli junto a sus hijos V?ctor y Mart?n. Este hecho lo ve su esposo, V?ctor Almada, quien fue testigo a lo largo del juicio. A Mar?a Rosa Baronio la secuestraron el 4 de mayo de 1977 en la v?a p?blica, y m?s tarde en su vivienda se secuestr? a su pareja Eduardo Luis Reale. En este suceso, tambi?n se llevaron los bienes materiales del hogar. Por otro lado, a Horacio Ar?stides Mart?nez, a Mar?a Cristina y Rosa Raquel Alvira se las secuestra el 5 de mayo en un domicilio de barrio Santa Rosa. All? se encontraba Fernando, hijo de Mar?a Cristina y Horacio, quien por entonces ten?a nueve meses y hoy en d?a es uno de los testigos que pasaron por el estrado. Muchos de los detalles de este caso fueron brindados por los testigos Jos? Mar?a Budassi y Pablo Mart?nez, testigos de la causa que estuvieron detenidos en distintos centros clandestinos de detenci?n con Mar?a Regina Spotti y la pareja Baronio ? Reale, respectivamente. 

Seg?n lo detallado por el abogado de la querella Alvaro Baella, en el caso de Mar?a Regina Spotti, la complicidad de Saint Amant est? comprobada por un acta que lleva su propia firma. Tambi?n fue muy importante el testimonio de Almada, quien pudo ver los hechos, escapar y luego emprender la b?squeda de sus hijos. Tanto en este caso, como en el de Alvira y Mart?nez, en lo que respecta a la tenencia de los ni?os estuvo implicado el cura Miguel ?ngel Regueiro, quien mediante amenazas y obediencias a Saint Amant, actu? de tal manera que tambi?n lleg? a ser imputado en estos casos, m?s all? de que hoy en d?a la acci?n penal haya extinguido por su fallecimiento. 

Respecto al caso de Baronio ? Reale, la serie de pruebas sobre los hechos que present? la abogada Carolina Ib??ez comienza a?n antes del d?a del secuestro. Tanto Mar?a Rosa como Eduardo, durante su carrera universitaria sufrieron amenazas y suspensiones, debido a su intensa militancia en la Juventud Universitaria Peronista. Estos fue comprobado gracias al testimonio de Beatriz Baronio, hermana de Mar?a Rosa, quien en su momento adem?s explic? que las suspensiones devinieron en persecuciones pol?ticas y debido a esto fue que arribaron a San Nicol?s. 

Otros testigos que pasaron por el estrado a lo largo del juicio permitieron conocer de qu? manera se realizaban los procedimientos, de qu? se trat? el saqueo de la vivienda, y sobre todo las denuncias hechas sobre aquellos hechos. Por otra parte, algunas documentaciones tambi?n sirvieron para confirmar que el matrimonio fue privado ileg?timamente de su libertad y que el domicilio fue ilegalmente allanado y saqueado. Tambi?n se prob? que la casa fue ocupada por integrantes del Ej?rcito una vez realizado el operativo. El testimonio de Pablo Mart?nez, por su parte, dio prueba de que el matrimonio estuvo secuestrado en un centro clandestino de detenci?n. 

En cuanto al caso que involucra como v?ctimas a Horacio Ar?stides Mart?nez, Mar?a Cristina y Rosa Raquel Alvira, la lectura del alegato fue realizada por Lucas Ciarniello. En una serie de puntos, se logr? probar cada uno de los argumentos detallados a lo largo de todo el juicio. 

La historia de vida de las hermanas Alvira, y la relaci?n de Mar?a Cristina con Mart?nez, fue comprobada por la declaraci?n de la hermana de ellas, Adriana Alvira, quien tambi?n detall? que la pareja se mud? a San Nicol?s y tuvieron a su hijo, Fernando. 

En lo que respecta a los hechos, la presencia del Saint Amant se corrobor? con el testimonio del testigo Perazzo, vecino de la casa que recibi? de los brazos del mismo Saint Amant al peque?o Fernando. El secuestro de los muebles tambi?n lo describi? Perazzo, puesto que pudo ver c?mo se llevaban las cosas en un cami?n. El resto de los hechos fue construy?ndose con el relato de varios testigos que brindaron sus versiones, as? como tambi?n sirvieron diversas actas que constataron, por ejemplo, la devoluci?n de los muebles por parte del Ej?rcito. El testigo Pablo Mart?nez declar? que tambi?n estuvo detenido en un centro clandestino junto a Mar?a Cristina Alvira, lo que sirvi? para constatar que tambi?n estuvieron secuestrados. Posteriormente, la desaparici?n y el asesinato de estas v?ctimas qued? asentado con el relato que Adriana Alvira realiz? sobre la b?squeda de sus familiares, que ante tanta desesperaci?n lleg? a la realizaci?n de un Habeas Corpus, y hasta el env?o de cartas al propio Jorge Rafael Videla. 

Otro calvario para la familia Alvira fue el que tuvieron que atravesar hasta conseguir la tenencia de Fernando. Desde incansables pedidos hasta el encuentro entre Regueiro y el padre de Mar?a Cristina, en donde el Capell?n amenazaba con no darle la criatura si no firmaban un documento que afirmaba que sus hijas eran ?delincuentes subversivos?. 

La mayor parte de este juicio ya est? concretada. La verdad de todos los hechos reaviv? su fuego con la contundencia de la memoria y las pruebas recolectadas en tantos a?os. De ahora en m?s queda esperar a una Justicia justa, que le d? a los imputados la pena merecida. No puede ser de otra manera, Prisi?n Perpetua y efectiva en c?rcel com?n, para que todas las v?ctimas y los familiares que hoy siguen luchando tengan la paz que tanto se merecen.




 

Publicado el: 28/11/2012

Por Mart?n Stoianovich.
Categor?as:
Derechos Humanos / Documento

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