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Sobre el 2 de abril
Vivir la Guerra de Malvinas desde “adentro”: una historia familiar

Este relato fue hecho por la madre y la hermana de Juan Carlos, un joven de nuestra tierra santafecina que estaba haciendo el servicio militar obligatorio y tuvo que ir a una guerra. Nos cuentan qu? sintieron y qu? hicieron en ese momento. Tambi?n describen en qu? estado de salud bio-psico-social regres? el joven de solo 20 a?os de edad y c?mo pudo encarar la nueva vida. Este relato es la otra cara del "2 de abril".

Recuerdos de Carmen, la madre del ex combatiente de Malvinas:

Mi nombre es Carmen, soy separada y con dos hijos. Una mujer y un var?n.
Mi hijo, Juan Carlos estuvo en Malvinas cuando ten?a 19 a?os, porque deb?a hacer el servicio militar obligatorio. Volvi? y hoy vive y trabaja en Ober? (Misiones).
De acuerdo al n?mero de sorteo, a Juan Carlos le correspond?a naval, en el Buque Ara General Belgrano en Bah?a Blanca.
Recuerdo que nos mand? una foto en el buque con un grupo de compa?eros y amigos.
El 2 de abril la noticia m?s importante de ese a?o fue la toma de Malvinas.
Ni remotamente se me hubiera ocurrido que mi hijo iba a ser uno de los soldados de entre 18 y 20 a?os de edad que hab?a tomado Malvinas.
Los d?as que siguieron fueron de un silencio absoluto hasta el 14 de abril, que recibimos una carta (telegrama) que hab?a escrito Juan Carlos el d?a 7 de abril cuando estaba en Puerto Stanley. Nos dec?a que estaba bien y que solo quer?a cigarrillos porque el dinero argentino no le servia.
Fue terrible recibir la noticia que tu hijo que est? haciendo el servicio militar obligatorio, injustamente fue obligado a participar en una guerra.
Desde ese momento no tuve m?s noticias de mi hijo hasta el 15 de mayo que recib? otra carta.
El recuerdo es espantoso, no s? como decirlo, es una experiencia traum?tica sufrida por mi familia y amigos. Aunque tambi?n recuerdo y valoro la solidaridad de todos los conocidos que se comunicaban con nosotras y despu?s enviaban cajas con alimento y cigarrillos para Juan Carlos (que nunca recibi?).
El sufrimiento de una madre no se puede describir, es terrible contar que tu hijo estuvo en una guerra con solo 20 a?os de edad. Solo recuerdo mi coraz?n comprimido.
Estar en todo momento, todo el d?a, prendida a la radio para escuchar cualquier novedad, sobre todo cuando no ten?s ninguna forma directa de saberlo, un tel?fono u otro medio, para saber c?mo est?, si est? vivo todav?a.
Ni hablar del d?a 2 de mayo cuando a las cinco de la tarde escuchamos que el Crucero General Belgrano hab?a recibido 2 torpedos ingleses y nosotros cre?amos que Juan Carlos estaba all?, porque desde el 1 de diciembre de 1981 era conscripto en ese crucero.
M?s de 320 chicos murieron, los torpedos lo hundieron en pocos minutos.
Sinceramente recordar y transmitir los sentimientos es muy dif?cil, pero pienso que con este relato alcanza para dimensionar la otra cara de la guerra de Malvinas.


Recuerdos de Mariale, la hermana del ex combatiente:

El 2 de abril nos levantamos temprano porque yo ten?a que ir al colegio y mi madre iba a trabajar al hospital. Y ?con qu? nos encontramos? Hab?an invadido Malvinas. ?Imaginen qu? signific? esto para nosotros, los familiares y amigos!
Pasamos del llanto a la desesperaci?n, angustia e incertidumbre. Comenzamos a comunicarnos con Bah?a Blanca sin obtener ninguna respuesta. Era informaci?n clasificada y "secreto de guerra" .
Tuvimos que seguir yendo a trabajar y a la escuela en ese estado. Desconociendo la realidad. ?Qu? hab?a pasado con Juan Carlos?
Y cuando los ingleses hundieron el Belgrano, recuerdo los momentos de dolor. ?Juan Carlos estaba dentro de los fallecidos por el hundimiento o era uno de los sobrevivientes que tuvieron balsas salvavidas y ropa suficiente para soportar un clima de temperaturas bajo cero?
Expresar qu? siente la madre y la hermana en un momento as? es imposible, porque lo peor de todo es "no saber" . Hubo misas para rezar por Juan Carlos organizadas por numerosos grupos: los amigos, los ex-compa?eros de la escuela, las amigas m?as, etc.
Tambi?n hubo gente desconocida que se acercaba, preguntaba y le enviaba cajas con comida y cigarrillos.

El regreso de Juan Carlos: las secuelas en la salud bio-sico-social:

El gobierno les dio trabajo inmediatamente en Bs. As, en distintos organismos del Estado, pero no dispuso atenci?n medico-psicol?gica. De all? que Juan Carlos comenz? a trabajar en la empresa estatal de tel?fonos.
Enumerar las cosas que pasamos mi hija y yo es de nunca acabar.
Solamente hoy podemos decir que est? mejor, aunque con los da?os irreparables de: enfriamiento de los pies, trastornos del sue?o, da?os en el sistema digestivo, envejecimiento prematuro y una "gran tristeza en el alma".
A veces pienso que se fue mi hijo y volvi? otra persona.
El era alguien alegre, con ganas de vivir, tocaba la guitarra en todos los encuentros con sus amigos y el barrio. Concursaba y compet?a con otros estudiantes de los colegios secundarios y siempre era uno de los mejores. Pero cuando volvi? nunca quiso tocar la guitarra. Nosotras la guardamos y quer?amos d?rsela cuando se qued? a vivir en Buenos Aires (a la vuelta de Malvinas), pero no la quiso. Ahora vive con su mujer en Misiones, por eso se la enviamos all?, no obstante, al poco tiempo supimos que no la tenia en la casa, la hab?a regalado.
Tampoco quiso volver con la familia y los amigos, se qued? solo en Buenos Aires a la vuelta de la guerra.
?En qu? estado llego Juan Carlos?
Fue muy flaco y a su retorno lleg? con una espalda enorme. Cuando le preguntamos qu? hizo, nos contest?: "palear y cavar tumbas para enterrar muchos j?venes muertos en la isla".
Estaba callado, silencioso y no contaba absolutamente nada de nada. Se iba a dormir con la radio prendida y no conciliaba el sue?o. A la ma?ana siguiente nosotras encontr?bamos la radio prendida y el paquete de cigarrillos vac?o, indicando que fum? unos 20 cigarrillos en unas horas.
Desde Buenos Aires me llamaba por tel?fono habiendo tomado varias copas dem?s (para olvidar y evadir la realidad). Como madre no sab?a qu? hacer, entonces le dec?a que consulte a un profesional, a un psic?logo o psiquiatra.
Finalmente fue a un profesional que lo medicaba tanto que viv?a dopado, a tal extremo que los compa?eros de la empresa estatal de tel?fonos, lo ven?an a buscar, lo despertaban ba?aban y le daban caf? luego de marcarles la tarjeta de ingreso.
Sabemos, a trav?s de las palabras de la esposa de Juan Carlos, que las im?genes que le vuelven a su mente son numeros?simas. Recuerda el d?a que llegaron a un sitio y se encontraron con un excombatiente sufriendo de dolor estomacal, por lo cual lo subieron al buque. Ellos pensaban que estaba intoxicado por haber comido cualquier cosa (vegetales y animales de la zona) debido a la falta de alimentos. No pudieron salvarlo porque no hab?a enfermero o m?dico en ning?n lugar, y tampoco ten?an capacitaci?n en primeros auxilios, folletos o conocimientos de salud. El resultado fue la muerte del joven excombatiente en el barco.
Otro de los recuerdos de mi hijo son de aquel d?a que bajaban con las provisiones y se encontraron con un campo minado. Esto provoc? la muerte del excombatiente que iba caminando a unos pasos de Juan Carlos.
Tambi?n hubo momentos en que se encontraron con cad?veres y con cabezas decapitadas a causa del paso de los gurkas ingleses por la zona.
Y ni hablar de los que se suicidaron en los bombardeos del buque o se tiraron al mar y se ahogaron y congelaron por la misma causa.
Juan Carlos iba en un buque que llevaba provisiones (comidas, ropa, etc.), por lo que los ingleses lo detectaron al poco tiempo y comenzaron a bombardearlo.
De la tripulaci?n de 70 j?venes, s?lo qued? viva y volvi? a la Argentina la mitad. El resto muri? en el bombardeo, se suicid?, se ahog? o muri? en un descenso a tierra.
Todos estos recuerdos lo acompa?an siempre y son la causa del insomnio que padece habitualmente mi hijo.
A la vuelta a la Argentina se junt? con otros ex-combatientes de Malvinas dentro de "grupos de autoayuda". Pero esto hac?a que su sufrimiento aumentara diariamente, porque en esa ?poca ten?an intentos de suicidios semanales.
Su tarea consist?a en ir a convencer al excombatiente que intentaba suicidarse para que desistiera. Muchas veces llegaba y se encontraba con el joven ya fallecido (con un escopetazo o f?rmacos) o en el medio de la calle por haber ca?do de un edificio de 20 pisos.
?Imag?nense lo que esto significaba para la psiquis de Juan Carlos, de s?lo 20 a?os de edad! Significaba revivir diariamente la guerra e intentar que los j?venes no se suicidaran...
Se estima que a su regreso se suicidaron unos cincuenta j?venes por mes.
En la guerra murieron 649 argentinos: 323 durante el hundimiento del crucero General Belgrano y 326 en el archipi?lago. ?Cu?ntos ex combatientes se suicidaron? El Estado no tiene cifras oficiales, pero entre los veteranos la mayor?a habla de m?s de 350 casos. Hay incluso quienes afirman que ya son 454 los ex combatientes que se quitaron la vida.
Con el tiempo, los suicidios se fueron espaciando, pero nunca desaparecieron. Se dice que la media del a?o 2006 es de un suicidio por mes. En los ?ltimos meses, de diciembre a fines de febrero, trascendieron dos casos. En febrero de este a?o,  Ignacio Baz?n, apareci? colgado en su casa de Lan?s. En diciembre del a?o 2005, Ram?n Antonio Acevedo se dispar? con una escopeta luego de ser internado por cirrosis alcoh?lica. Acevedo trabajaba como pescador y viv?a en un peque?o rancho sobre el r?o Paran? (Chaco).

Reflexiones familiares sobre Malvinas:

Seria bueno que adem?s de recordar el horror de la guerra, reflexionemos sobre qu? podemos hacer hoy por este grupo de j?venes excombatientes.
No hubo pol?ticas desde el gobierno destinado a contener ps?quicamente a ellos y el grupo familiar. Porque tampoco nosotras sab?amos c?mo tratarlo, qu? hacer. Adem?s est?bamos muy lejos de Buenos Aires, obligadas a seguir con las actividades. Personalmente no pod?a dejar el trabajo para ir a acompa?arlo porque todos depend?amos del sueldo.
Ellos hoy poseen atenci?n m?dica de PAMI y son tratados por profesionales m?dicos dedicados a dicho grupo de poblaci?n.: la tercera edad.
Sin embargo a esta altura de los avances cient?ficos y de los enfoques de salud, se sabe perfectamente que el cuerpo y la psiquis es diferente a los 43 a?os que a los 63 a?os, por eso las pol?ticas de salud y el sistema de salud se corresponden con la poblaci?n objetivo. Sin embargo, llamativamente los excombatientes fueron y son atendidos por m?dicos geriatras y  psiquiatras dedicados a la demencia senil.
Si bien el Estado sigue estando en deuda con este grupo social vulnerable, tambi?n la sociedad civil y los profesionales universitarios brillan por su ausencia.
En general, ninguno de los profesionales de la salud p?blica dedicaron poco de su tiempo para atender a este grupo y su familia.
En Rosario tenemos una hist?rica Facultad de Medicina sustentada por el erario p?blico, y sin embargo no se hizo un seguimiento o estudio sobre el impacto de la guerra en la salud bio-psico-social de los excombatientes. Tambi?n existen facultades de medicina privadas que todav?a no aportaron a la reflexi?n sobre el tema.
Hasta el momento faltan centros de asistencia psicol?gica dedicados a dicho grupo y su familia que partan de una iniciativa de la Facultad de Psicolog?a de la Universidad Nacional de Rosario. M?s a?n cuando se sabe cu?les han sido las estrategias de sobrevivencia con motivo de afrontar "el recuerdo continuo de esas im?genes horrorosas de la guerra": el consumo de substancias como el alcohol y las drogas. Ambos son problemas de salud que pueden ser abordados, prevenidos y/o contenidos con un equipo interdisciplinario de salud. Esto demuestra nuevamente que lamentablemente la universidad se encuentra alejada de los problemas de este grupo social.
?Y las organizaciones sociales? ?Y los medios de prensa s?lo se acuerdan del 2 de abril como fecha evocatoria? ?Por qu? no se acuerdan tambi?n de hablar de este problema como un derivado del golpe de estado de 1976?
Se habla mucho, pero se hace poco por los excombatientes.
Como madre, conf?o en que estos recuerdos familiares dolorosos sirvan para sensibilizar a la opini?n publica de la otra cara de la historia, y de esa reflexi?n surjan vientos de cambio.




 

 

Publicado el: 29/03/2006

Por Mar?a Alejandra Silva.
Categor?as:
Derechos Humanos / Reportaje

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