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Informe especial. La palabra de los j?venes
Mejor hablar de ciertas cosas

Militancia post noventa, criminalizaci?n, "tribus urbanas", gatillo f?cil y pobreza, son algunos de los temas sobre los que consultamos a j?venes de la ciudad, militantes de los barrios castigados de Rosario. En este informe ellos tienen mucho para decir, aunque la sociedad siga mirando para otro lado.

Manuel L?pez integr? el grupo La Vagancia de barrio Ludue?a. Milit? junto a Pocho Lepratti, de qui?n, probablemente, aprendi? el significado de la palabra militancia. Creci? entre las desesperanzas y la muerte cotidiana de los pibes del barrio. Tambi?n vio c?mo los sue?os de algunos de ellos fueron latiendo a la par de otros que quedaron inconclusos.

Manuel es un pibe, un ?joven? adulto que hoy milita desde otros espacios y resiste entre las burocracias estatales y la necesidad de seguir apostando a los proyectos de inclusi?n para los adolescentes de los barrios m?s olvidados de Rosario. Tiene un recorrido hecho entre las calles de Ludue?a, como ?l dice, su casa, su hogar, el lugar d?nde se siente c?modo. All?, siempre que puede, vuelve para dar una mano en las actividades que organiza el Bodeg?n Cultural Casa de Pocho.

Con una cadencia suave y pausada, Manuel le pone palabras a la dif?cil realidad que viven y sobrellevan los pibes condenados a la miseria. Opina, pregunta, afirma, reflexiona. Deja algunos interrogantes para que la sociedad se repregunte a s? misma qu? est? haciendo con los j?venes, sobretodo, con aquellos a los que el sistema les rob? obscenamente su proyecto de vida. ?Me parece que lo que falta es salir, por lo menos todas las semanas, a tocar el timbre a una casa y ver qu? te dice esa vecina, salir de lo que vos te crees que existe en el mundo y que a lo mejor no es lo que vos est?s pensando.? Salir a la calle, acercarse a los j?venes que se juntan en las esquinas o en las plazas del barrio. Dejar preguntas y volver a preguntar. ?Nos junt?bamos a comer y a partir de all? pod?an organizarse otras cosas: desde ir a la Florida en verano y ver c?mo ?bamos, caminando, en bici, en colectivo. La reuni?n era la comida y, a partir de ese espacio informal, se pod?a ir generando cierta organizaci?n?, recuerda Manuel. As? fue como La Vagancia se constituy? en un espacio de militancia y resistencia para los muchos pibes de Ludue?a que formaron parte, ?un espacio de escucha? donde la excusa era la comida para luego disparar en charlas, lecturas o m?sica.

?Pocho trabajaba mucho esta cuesti?n. Cuando lo asesinan ?l estaba saliendo a otras organizaciones a dar una mano con el espacio de j?venes. Y ?l siempre planteaba esto de necesitar un cierto espacio de libertad para trabajar con los chicos.? Para Manuel L?pez es fundamental apostar a los ?espacios de libertad? al momento de organizar actividades y proyectos para los pibes, as? como es necesario tambi?n, ?volver a recuperar la esquina?. ?Por qu? tanto miedo?, se pregunta. ?A los pibes que se juntan ah? nosotros no tenemos ninguna idea para alcanzarles, a lo sumo la vecina del barrio llama a la polic?a para que se los lleve.?

Militancia

?Dec?amos con Pocho, el ser joven es un momento de crisis, pero eso est? todo bien siempre y cuando la sociedad funcione medianamente en cierto carril. Es una crisis el ser joven y es una crisis el ser social?, reflexiona Manuel al momento de trazar una continuidad entre las militancias de los j?venes de los 70 y los pibes paridos por los 90. ?Lo que cambia es lo que uno le va poniendo a las ideas de militancia, compromiso, el concepto, la idea, a lo que uno se aferra. Antes, se dejaba a la familia para ir a los barrios?. Ahora, los trabajos de voluntariado se realizan en los tiempos libres. ?Los militantes del 70 estaban convencidos del hombre nuevo, lo de los 80 ven?an con la idea de recuperar y defender la democracia, recuperar los espacios participativos y hab?a una apuesta a eso, en los 90 fue la resistencia a Menem y en el 2000 ?qu? est? haciendo??

?Tribus urbanas?

Para Manuel ?habr?a que ver por qu? hoy los medios toman este concepto y los encasillan a todos. Quiz?s, no sean m?s que la barra de la esquina de los 80 y los j?venes y la moda de ahora. Me parece que lo de las tribus urbanas es un temor a lo desconocido y que est? asociado por los medios a la cuesti?n de la violencia. Pero habr?a que preguntarse cu?n violentos somos como sociedad cuando el pibe est? en su casa y no puede ir a la escuela, no puede acceder al consumo que se le ofrece como si estuviera al alcance de su mano. Eso es mentira, porque para acceder o ten?s que trabajar o sino ten?s que ver con qu? medio lo obten?s.?

Para el psicoanalista Mart?n Raffo ?la diversidad siempre existi?. Antes eran los hippis, los metaleros, los punks. Es sana la diferencia, pero es importante diferenciarla de la mera segregaci?n de clases donde se es ?esto o aquello?. El emo no naci? emo, eligi? serlo y por lo tanto debe sostener todo lo que ser emo requiere, tiene que cumplir con determinadas pr?cticas que autentifiquen su pertenencia?. Por ello, opina Manuel que ?hoy para ser emo necesitas tener determinadas caracter?sticas que normalmente las ten?s que adquirir en el mercado?. As? entra en juego la perversidad del sistema y la voracidad de un mercado que impone determinadas modas para los j?venes. Seg?n Raffo ?es hora de cuestionarse (aunque sea un instante) qu? tenemos para ofrecer a ?stos j?venes que est?n ?vidos por formar una identidad que les signifique una herramienta lo suficientemente s?lida para habitar la vida.?

Los 90 en Ludue?a

?Ludue?a era b?sicamente un barrio obrero. En los 90 la gente se qued? en la calle y tuvo que salir a hacer chipa, torta frita, torta asada. Y casas donde la mujer sosten?a el hogar haciendo limpieza o cuidando pibes, ya no estaba, entonces la madre trabajaba dos d?as por semana y no alcanzaba?, cuenta Manuel a enREDando. Los 90 golpearon con dureza el n?cleo de los hogares m?s humildes de Rosario. Precarizaci?n laboral, masiva desocupaci?n, cierre de f?bricas y represi?n policial fueron algunos de los golpes certeros que propin? el modelo neoliberal. ?En los 90 fue terrible, empez? a surgir fuertemente la cuesti?n de la droga organizada, del narco, del gatillo f?cil. En los 90 vos sab?as que pod?as terminar con un tiro en el cuerpo.?

Hoy transitamos el 2009. Para Manuel, ahora los j?venes son ?demonizados? por el sistema. Acusados de ?peligrosos?, son victimizados por la sociedad y el Estado. ?Son los que nos molestan en los sem?foros para decirnos que quieren y saben trabajar, a nosotros que los marcamos como vagos a ellos y como explotadores a sus padres. Son los que nos impresionan en los contenedores buscando residuos de comida porque tienen hambre, mientras nosotros los excluimos como sucios. Son los que llenan los bares, se asoman a los bares, se acercan a nuestras fiestas para ver si ?ligan algo? y a quienes nosotros queremos encerrar como molestos, y ahora como muy peligrosos?, escribieron los chicos de Ludue?a, en el primer n?mero de la revista que ellos mismos editan ?Tierra de alguien? (TDA).

Criminzalizaci?n

 ?La respuesta que dan es bajar la edad de imputabilidad?, sentencia Manuel. ?Desde el Estado no hay que esperar nada porque termina encasillando a los j?venes en programas donde hay que cumplir con determinados requisitos para participar en determinado espacio. Y me parece que la din?mica de los j?venes es la movilidad permanente. Cuando vas al barrio, lo que planeaste desde un escritorio no existe. Terminas tratando de limar al joven para que se encasille en ese programa y en realidad el pibe va a seguir viviendo d?nde vive y c?mo vive. Lo que hay que ver es c?mo generamos espacios de militancia para ir al barrio y ver qu? surge en el momento.?

Manuel L?pez, quien actualmente coordina y participa de espacios donde se trabaja junto a adolescentes, sostiene que es necesario volver a salir a la calle y escuchar lo mucho que los pibes tienen para decir. Por ello, no cree demasiado en los ?programas? armados por el Estado o ciertas organizaciones, donde los chicos ?ingresan por la ventana y no por la puerta?. El problema, como afirma Manuel, es que ?no estamos acostumbrados a trabajar en la intemperie, con carpas en el desierto. Necesitamos levantar carpas, no edificios. Desde el Estado vienen con programas como el de Voluntariado, que es c?mo levantar un edificio sobre la arena que se esta moviendo continuamente. Me parece que las respuestas deber?an ser m?s micro, m?s puntuales, en determinados lugares, con determinada gente.?

Una contundente expresi?n de deseo y acci?n moviliza a Manuel a levantar las mochilas de las que habla. Sin embargo, muchas veces se topa con la dif?cil tarea de ?levantar carpas? frente a la inacci?n de los organismos estatales. ?Uno llega a un barrio con la mochila llena de cosas pero, seguramente, va a tener que tirar esa mochila e inventar otra en el momento. Pero eso, ?qui?nes lo hacen?, ?c?mo lo hacen? Normalmente te cans?s por la burocracia del Estado.?

Inclusi?n para los j?venes

Muchos son los disparadores a los que apunta Manuel en la entrevista. ?Qu? hacemos c?mo sociedad para incluir a los j?venes? Probablemente, muy poco. Por ello, el espacio organizativo se vuelve casi indispensable. ?Mi apuesta es a tratar aportar a organizaci?n. Sin una organizaci?n que te est? sosteniendo es imposible poder estar activando cosas. Deber?amos ir buscando los espacios donde los j?venes hacen otras cosas, desde los secundarios, los centros de estudiantes, las universidades, desde los centros comunitarios, donde hay j?venes de los propios barrios que est?n organizados?. Ejemplo de ello, son los pibes de Mendoza y el Arroyo Ludue?a que sostienen el espacio de formaci?n popular ?Los pinchitos?, los chicos de Ludue?a que editan la revista ?Tierra de alguien? o los pibes de la Biblioteca Fontanarrosa, entre muchos otros.

Ignorados por el discurso medi?tico que construye el ?binomio j?venes = delincuencia?, los espacios en los que los pibes sue?an y crean abundan en las periferias, pero hace falta m?s. ?Deber?amos crear espacios donde los j?venes puedan estar, abiertos y libres. Hay toda una gama de j?venes que no llegan a acceder a espacios como puede ser la escuela, entonces, ?qu? espacios tienen para ir?? pregunta Manuel L?pez al final de la entrevista.





Fuente: Agencia Pelota de Trapo


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Publicado el: 19/02/2009


Categor?as:
Infancia / Adolescencia / Documento

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