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Und?cimo carnaval de Ludue?a
Creyeron que te mataban...

En Ludue?a, la orden de fuego que quem? la garganta de Claudio Pocho Lepratti enterr? por siempre una semilla que germina en miles. Cada a?o, desde el 2001, se celebra el Carnaval que nace para festejar y recordar su cumplea?os, entre tanto dolor por su ausencia. Es un grito de justicia. Esta vez, el Pocho cumplir?a 46 a?os. Ludue?a se visti? de murga y talleres durante el carnaval. Los vecinos se sumaron a la convocatoria junto con numerosas organizaciones. Compartimos sensaciones.

? Creyeron que te
mataban con una orden
de ?fuego!

Creyeron que te
enterraban

Y lo que hac?an
era enterrar una semilla
(Ernesto Cardenal)


Carnaval.

El fuego se transforma en alegr?a.

La muerte conjura esperanza.

Tierra revuelta. Pintadas y murales sangran por la herida que no olvida.

La sangre corre por las venas de Ludue?a. Por su gente, por sus pibes.

Multiplica vida, aunque los verdugos crean que te mataron.

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En el und?cimo carnaval del barrio Ludue?a no hubo Rey Momo.

Dicen que esta vez, la reina Moma, con sus trajes brillantes y su piel morena, sali? a festejar.

Ella se flore? por la plaza Pocho Lepratti.

Al ?ngel de la bicicleta lo asesin? la polic?a en diciembre de 2001.

Es una de las nueve v?ctimas que tuvo la provincia de Santa Fe por aquellos d?as de diciembre tr?gico, del diciembre impune en casi todas las causas judiciales.

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Se acercan las murgas. Cada a?o, el contraste de colores rompe con la monoton?a de las tarde de domingo.

Durante tres d?as de carnaval, los cimientos de Ludue?a tiemblan.

Sacuden lo establecido. Se burlan de los estigmas y de quienes condenan a los pibes con el r?tulo de la delincuencia.

Desde el escenario, Milton agita la movida. Los vecinos del barrio celebran el cumple de Claudio Pocho Lepratti.

46 a?os ser?a su edad si el flaco de barba viviese, si su bicicleta todav?a anduviese por las barriadas empobrecidas de Rosario.

Lepratti era un militante social comprometido, fundamentalmente, con los j?venes. La polic?a lo asesin? cuando ped?a a gritos que no tirasen porque en esa escuela hab?a pibes comiendo. Lo fusilaron. Hoy, Esteban Velazquez, autor material de su asesinato, goza de libertad condicional.

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-Estuvo alusinante los tres d?as-, dice Milton, integrante del Bodeg?n de Pocho, que acaba de bajarse del escenario.

Le pregunto si est? cansado. Va y viene por la plaza. Atento a los detalles, al sonido, a las bandas. ?M?s o menos dice- Est? feliz, repite una y otra vez.

- Este a?o, los vecinos participaron con m?s fuerza que el a?o anterior. Colaboraron con las fotocopias y prestaron los muros de sus casas para las pintadas de difusi?n- , celebra.

Los vecinos ya son parte del carnaval de Ludue?a. -En un momento hubo mucho temor, recordemos que han asesinado a compa?eros nuestros,- explica Milton. -Meten miedo continuamente, pero a pesar de eso, la gente se va contagiendo y se va dando cuenta de que es mucho m?s importante hacerle el aguante al otro que quedarse en su casa.

No son pocos quienes, en la zona noroeste de la ciudad, queman los sue?os en busca de justicia.

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Muchos talleres. El canto murguero, la pibada pint?ndose la cara. Mujeres y hombres hablando de violencia de g?nero. Los escritos del Pocho, sus cartas y sus decires circulando en boca de los militantes sociales, de los j?venes. Distintas maneras de defender derechos: comunicaci?n, educaci?n, memoria. Qu? pasa en el barrio, que dicen las otras hormigas que construyen hormigueros en otras tierras de Rosario. Asamblea de los huertos.

Y entre este berenjal de ideas en movimiento, la m?sica. El folklore son? con la misma intensidad que el rock. Y las murgas desfilaron con el derroche de alegr?a y de justicia que corre por las l?grimas murgueras. Las levitas justicieras, las patadas al embravecido aire de Ludue?a.

Una postal que se repite a?o tras a?o.

Todo es vida brotando de la mism?sima muerte.

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- Estamos compartiendo el taller de la memoria, dice Celeste Lepratti. Recuerda que hace unos meses, se realiz? el Encuentro Nacional de Familiares de 2001. Los ojos que le hacen honor a su nombre, se llenan de l?grimas.

? Naci? como una necesidad de algunos familiares, y despu?s eso se colectiviz? y nos dimos cuenta de que ?ramos unos cuantos los que ten?amos ganas de juntarnos y ver como seguimos.- Se renuevan las ganas, el empuje, la fuerza para seguir creciendo. ? Incluso las equivocaciones ? dice Celeste.

- Esta es una forma de hacer y tener justicia. Una justicia para todos, que se hace desde abajo. ? agrega.

A trav?s del Pocho, se recuerdan a todos los ca?dos en el 2001. Es como un emblema hecho cuerpo, sangre, vida. En ?l, en esa imagen alada, est?n los rostros de los pibes, de las madres, de los j?venes que asesin? la polic?a entre el 19 y 20 de diciembre.

- La memoria se ha fortalecido. A Pocho no lo mataron, lo multiplicaron. Y decimos que en ese diciembre de 2001, naci? otro Pocho al que no van a poder matar. El carnaval tiene que ver con este Pocho que nos une y nos impulsa a seguir, - sentencia su hermana, mientras su hijito Sim?n juega en la plaza que lleva el nombre de su t?o. 



 

Publicado el: 07/03/2012

Por Mar?a Cruz Ciarniello.
Categor?as:
Movimientos Sociales / Documento

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