Escriben con la misma pasi?n con la que andan por otros mundos. 

En las letras de cada cr?nica de viaje habita la mirada sensible y humana del viajante. No son turistas; son caminantes -y periodistas- que cargan en sus mochilas el deseo de trazar en sus vidas, las venas de un mapa m?ltiple, bifurcado por infinitos recorridos que hablan de lo m?s profundo de nuestra Am?rica Latina. 

Por los caminos del Che, editado por Ediciones Continente y que conforma la colecci?n de los Cuadernos de la Revista Sudestada, es el libro que compila historias de viajantes sumergidos en realidades dispares y similares, tensas y profundamente conmovedoras. Historias que miran hacia el interior de las comunidades ind?genas o de los pueblos donde habitan y resisten los pescadores artesanales. Relatos que punzan en las vidas y en los lugares olvidados por el turismo, ninguneados por la gran prensa, perseguidos por los Estados, explotados por las multinacionales. Dice su compilador, Tom?s Astelarra: ?Los textos recorren Sudam?rica dibujando un mapa en forma de espiral. Ese espiral que para los pueblos originarios significa vida, devenir, palabra.? 

Por los caminos del Che es un viaje interior hacia aquellas zonas vedadas por la geograf?a universal. Tom?s, periodista, economista, viajero y escritor, present? el libro acompa?ado del periodista Carlos Del Frade. Bastaron dos frases iniciales, y pol?micas, para comenzar la charla. "El Ch? vende", dijo primero. Luego remat?. "El Ch? era un boludo". Tom?s y el p?blico entero sonri? con su frase "pol?ticamente incorrecta".

Despu?s, lleg? la explicaci?n. Primero: "el Che vende por el laburo que ?l hizo. Es un laburo que no existir?a sin su viaje, sin acercarse a lo cercano como ?l lo hizo. El libro tiene eso que buscaba el Che, treinta a?os despu?s". Despu?s viene todo lo dem?s: las remeras, etc". Segunda frase: "Uno va a Bolivia, convive con los bolivianos un tiempo largo, uno va a la Higuera y si hay algo que no hay que hacer en Bolivia es la revoluci?n. Ya est? hecha, ya la hicieron hace tiempo. Mantuvieron su l?gica que es lo cercano, compartir, consumir sus plantas como medicinas, su propia cultura de la transmisi?n oral, y entonces no necesitan escuelas u hospitales p?blicos. Ah? esta la revoluci?n".  

Llegar a esta conclusi?n le llev? tiempo de viaje y convivencia con el aymara, con sus costumbres, con la intensa y poderosa cosmovisi?n ind?gena. Est? claro: Tom?s admira al Ch? y es en la figura del revolucionario como se inspir? para darle forma al coraz?n de este libro que adquiere dimensi?n, precisamente, en los viajes hechos por Guevara, en sus formas de recorrer el mundo con casi nada o casi todo: el compromiso, la pasi?n y la inquietud por conocer las profundidades de la tierra. Por habitar lo cercano. Por eso, cada cr?nica del libro se inicia con una frase de Ernesto Guevara. 

Luego, Tom?s continu? describiendo algunos pasajes del libro, y con su cr?nica, nos traslada, por ejemplo, hacia la realidad y la situaci?n colombiana. Dif?cil, a veces lejana y no por ello ajena. Los hilos se confunden, se entrelazan y un tenso punto en com?n nos sit?a en un mismo conflicto: la extracci?n y apropiaci?n de nuestros recursos naturales. El saqueo sistem?tico de las riquezas de los pa?ses latinoamericanos. La matanza de los pueblos ind?genas, de las comunidades campesinas, de los militantes activistas que resisten con alegr?a a pesar de la muerte. De los desplazados en Colombia. Habla de este pa?s con conocimiento adquirido. Tom?s Astelarra vivi? all? durante tres a?os. 

Su cr?nica Mentiras y verdades del Se?or Matanza nos habla de Cali, de c?mo fueron desplazados en los a?os 50 un gran n?mero de campesinos que, d?cadas despu?s, padecen la misma persecuci?n. Las Farc, los paramilitares, la globalizaci?n de la pol?tica represiva que en Colombia durante el gobierno de ?lvaro Uribe se cobr? la vida de 11.292 personas. ?Un informe de la Comisi?n Colombiana de Juristas determin? que el 62% de los casos habr?a sido responsabilidad del Estado por tolerancia o apoyo a grupos paramilitares y 12% por acci?n directa de sus funcionarios lo que ubicar?a a su presidente y a los Estados Unidos (su principal aliado y financista a trav?s del Plan Colombia) como el principal terrorista de la regi?n? (Pag. 124). 

Para Del Frade, el libro abre la posibilidad de pensar por fuera de lo que hacen y muestran los grandes medios de comunicaci?n: Y esto significa un gesto doble, de rebeld?a e independencia, afirma el investigador y autor del libro ?Los caminos de Belgrano?. "Estas cr?nicas tienen elementos extraordinarios. Estamos hablando de cuestiones que se reproducen en distintas partes de Am?rica. Tom?s hace un an?lisis de c?mo se piensa el control social en Colombia y uno piensa lo que sucede en Barrio Moreno, y se da cuenta de que hay discursos y pol?ticas institucionales que son convergentes." Carlos Del Frade define al libro como un "relato colectivo". "Mostrar lo humano es mostrar lo profundamente pol?tico", se?al? mientras rele?a algunos pasajes de las cr?nicas compiladas en los Caminos del Ch?. 

La principal motivaci?n sali? de los propios caminos iniciados por el Ch?,  de sus viajes y su manera de acercarse a la realidad. Tom?s viaj? por Latinoam?rica. Un d?a le propuso a Sudestada compilarlos en un libro. A su idea, el Colectivo Editorial le sum? las cr?nicas de otros periodistas, de otra gente que vinculaba el periodismo con la experiencia del caminar.?Esa actitud te genera una reflexi?n y en mi caso, yo tengo una misi?n que es divulgar todo lo que pasa en Colombia. Lo que vemos es ese compromiso del Che en una militancia concreta y no desde algo te?rico?. 

Para Tom?s ?el viaje es una escuela, un lugar de transformaci?n?. "Uno aprende m?s de pol?tica, de geograf?a o de historia viajando que leyendo los diarios". Y esa es la idea, ?que a trav?s de los Caminos del Ch? el lector pueda acceder a esas realidades que no puede acceder desde el c?modo sill?n de su casa, a trav?s de la televisi?n o de los medios tradicionales?. 

Cada historia es un eco de la otra. La Higuera, Bolivia. La cordillera de los Andes y el avance de los privados sobre los lagos naturales del Bols?n, la selva del Chapar? junto a ?un tal Evo Morales?. Per?, Lima y los poetas en tiempos de Sendero Luminoso. Atacama, Chile y la desolaci?n de los pueblos atacados por el negocio minero. Cuba y ?un grito de rebeld?a que perdura? en la Habana. Venezuela y la revoluci?n Bolivariana. Paraguay, Itaugu?. Nuestra Chaco y las historias del pueblo qom. Punta del Diablo, aquel m?tico pueblo de pescadores hoy transformado en una postal tur?stica. Chile y su Valpo tan querido. La Rioja, Iquique y los mares de sal m?s all? del turismo y las ramificaciones del viaje que contin?an en el ?ndice de este libro polif?nico. 

?Qu? tienen en com?n estas historias? No solo las distintas estrategias de resistencia que llevan adelante las comunidades en sus territorios. No solo las historias de vida de personas comunes que defienden su cultura, sus modos de tejer v?nculos con lo suyo, de generar un espacio colectivo. No solo el tiempo diferente y las lenguas y las costumbres y la artesan?a que vibra y la injusticia que se hace carne en los cuerpos y en el saqueo de la Madre Tierra. Adem?s de tener todo esto en com?n, comparten una misma cosmovisi?n: la mirada de un cronista que ahonda en lo cercano. ?Durante un viaje nuestra noci?n de tiempo cambia. No s? si es m?s lenta o m?s r?pida. Pero es como entrar a otro mundo. Mejor dicho, ver otra cara distinta de un mismo mundo que muchas veces a nosotros, sus propios inquilinos, nos parece ajeno?, escribe Sebasti?n Carapezza, periodista que desde hace siete a?os coordina la revista Al Margen de Bariloche. 

?Hoy la batalla de los medios de comunicaci?n independientes es la calle?, dice Tom?s citando a Franco Bifo Berardi. Y finaliza: ?Es el periodista que hace un libro y sale a venderlo. Nosotros no podemos darle los recursos al sistema. La l?gica de lo cercano es la del Ch?. Y no era ning?n boludo, porque ?l vivi? en otro tiempo. Ojal?, treinta a?os despu?s, nos digan que nosotros fuimos unos boludos?.