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Nunca dejar? de nacer

La plaza Jos? M?rmol era una fiesta. Una batucada continua resonaba en el punto focal de Ludue?a. Cientos de personas apelotonadas en las gradas, en el pasto, circundando el escenario. Luces amarillas, celestes, verdes y rojas extendidas como fulgurosas guirnaldas de un ?rbol a otro. Rostros risue?os, cargados de inexpugnable esperanza y gana de vida digna. Razones para entregarse al festejo sobraban. El cumplea?os de Pocho Lepratti: la celebraci?n de la vida, la reivindicaci?n de su lucha, y la lucha contra el olvido. La certeza, en fin, que hay muertes que nunca jam?s lograr?n aplacar el deseo vehemente de vida.

La plaza Jos? M?rmol era una fiesta. Una batucada continua resonaba en el
punto focal de Ludue?a. Cientos de personas apelotonadas en las gradas,
en el pasto, circundando el escenario. Luces amarillas, celestes, verdes
y rojas extendidas como fulgurosas guirnaldas de un ?rbol a otro. Rostros
risue?os, cargados de inexpugnable esperanza y gana de vida digna.
Razones para entregarse al festejo sobraban. El cumplea?os de Pocho Lepratti:
la celebraci?n de la vida, la reivindicaci?n de su lucha, y la lucha contra
el olvido. La certeza, en fin, que hay muertes que nunca jam?s lograr?n
aplacar el deseo vehemente de vida.
Y entonces el interminable y bullicioso desfile de murgas y comparsas. Costa
Esperanza, Tropicana Ilusi?n y Rebeldes; Ca?dos del Puente, Caravana del
Oeste y Somos lo que Somos; Matadero Sur, Los Apuraos, Mirines y Batucada
Rep?blica de la Sexta. Y m?s y m?s.
Lleg? la hora de Los Trapos, el formidable canto de los chicos de Ludue?a.
Un coro te?ido de porvenir y futuro nuestro, canto robusto que a la manera
de un eco imposible de acallar burl? los l?mites de la plaza, sorte? las
fr?giles vallas de la mentira oficial, y las palabras, como si fueran densas
volutas de humo, se esparcieron por el cielo negroazulado de la ciudad,
de la provincia, del pa?s maltrecho pero a todas luces vivo y de pi?: ?Era
el Pocho, es el Pocho de Ludue?a/al que siempre lo vamos a querer/Hoy su
cara est? en todas las remeras/Pocho vive, hoy no para de nacer?.  
Pocho. Cinco letras que repletan muros, asfaltos y tapias; cinco letras
indelebles que con rara magia enlazan ojos, pensamientos y memoria de este
Rosario excluido y pisoteado, de esta realidad que los hacedores de la muerte
en vano pretenden ignorar, de este Rosario que no para de nacer.
 

Nota Relacionada: La Vagancia, los pibes de la esquina solidarios




 

Publicado el: 27/02/2003

Por Hern?n L?pez Echag?e.
Categor?as:
Derechos Humanos / Noticia

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