El calor de febrero arde, y en Ludue?a hay realidades que queman. Cientos de familias viven desarraigadas y empobrecidas. Las posibilidades concretas de mejorar las condiciones de vida son ciertamente limitadas para la mayor?a.

En el barrio es com?n ver pasar el tren escoltado por la custodia de polic?as a caballo, al tiempo que tiemblan las casillas linderas a la v?a. Sus chapas rechinan con el paso del carguero, que en general lleva alimentos para exportar.
Tras su huella queda una violenta foto de estos tiempos, la imagen de un modelo econ?mico exportador alimentos y productor de exclusi?n social. Duelen estas realidades, tanto como los discursos medi?ticos que estigmatizan al barrio y a sus j?venes.

Febrero quema y transpira. En Ludue?a tambi?n arden historias cocidas al calor de fogones y encuentros. Hay proyectos que arden como chispas, construcciones sociales apuntaladas por quienes apuestan a transformar esa obscena desigualdad. ?Somos terriblemente serios con nuestros sue?os. Nos sentimos parte de un proyecto sano, que tiene camino. Por m?s que uno sea alba?il o pintor puede ser parte de un proyecto, que es mucho m?s amplio que pasar por la vida, queremos ver c?mo acompa?amos nuestras vidas con otras cosas que nos ayudan a dar sentido a todo esto?, expresa Sergio Fern?ndez, m?s conocido como Var?n.

Entre mates -bien cebados- el militante social y m?sico recuerda aquellas tardes cuando junto al entra?able Pocho Lepratti, generaban espacios de participaci?n para j?venes desde el grupo La Vagancia. ?Despu?s del asesinato de Pocho estuvimos seis o siete meses sin juntarnos como grupo, pero nos encontr?bamos en otras movidas en funci?n del pedido de justicia. Ah? me cruzaba con Manuel, Monchito, o cualquier otro compa?ero, en reuniones de organizaci?n de la carpa de la resistencia?, comenta tranquilo, y mira a los chicos que se ensayan para tocar en el carnaval del barrio (que comenzar? el jueves 26 a las 10:00).

Var?n cambia el tono de voz cuando cuenta lo que fue para el grupo sobrellevar el asesinato de Pocho, reci?n despu?s de siete meses tomaron fuerzas para volver a juntarse, y siguieron adelante. ?A un compa?ero se le ocurri? hacer un campamento para charlar, para ver como and?bamos. Nos planteamos el tema del duelo, c?mo seguir vivi?ndolo de una manea sana, y c?mo el asesinato, el pedido de justicia y un mont?n de cosas que ya ven?amos viviendo, nos ayudaban a crecer?, expresa.

En el reencuentro tambi?n decidieron dejar de llamarse La Vagancia, ?era como un salto de crecimiento para seguir adelante?, le pidieron la casa de Pocho a su familia para continuar con el trabajo barrial. En ese entonces crearon el Bodeg?n Cultural Casa de Pocho.

Donde caben todos los mundos
Durante el a?o, en esta casa en la que ?caben todos los mundos?, en forma autogestionada se desarrollan los espacios de murga, apoyo escolar, inventos, guitarra, biblioteca popular y cine.
En 2008, junto a las compa?eras de la Asociaci?n de Mujeres Meretrices de Rosario (AMMAR) sumaron otra instancia de reuni?n, que convoc? a mujeres de distintas edades en torno al trabajo en la prevenci?n de enfermedades de transmisi?n sexual. ?Logramos que vengan las mam?s de los chicos, estuvo bueno porque hasta ahora esto no se hab?a dado?, agrega Var?n.

Las preocupaciones sobre la realidad de Ludue?a habitualmente trascienden el marco barrial a trav?s del encuentro con otros, de actividades compartidas con distintas organizaciones sociales. Los j?venes y adolescentes del Bodeg?n participan tambi?n de la producci?n de la revista Tierra de Alguien (TDA), donde denuncian los sistem?ticos casos de violencia policial y el atropello de los derechos de los ni?os y ni?as.

Creer en los pibes
"Yo perd? a un hermano que lo mat? la polic?a cuando estaba robando, se me muri? otro hermano de HIV, tuve que salir a trabajar a los 9 a?os", dice Var?n, poni?ndole palabras a su dolorosa historia, y contin?a "Pero a m? me hace mucho m?s sano trabajar con los pibes, decirles y demostrarles que hay otra forma de vivir, que no tiene que ver con la televisi?n, ni con estratos de poder, tiene que ver con que se hagan libres a la posibilidad de so?ar, de enfrentarse a un adulto y decirle lo que sienten?.

Muchos de esos chicos -sus alumnos del taller de m?sica- tocar?n con Var?n el 13 de marzo en el anfiteatro Humberto de Nitto, precediendo al brillante Le?n Gieco. ?Tambi?n invit? a uno de mis primeros profesores, Edgardo S?nchez, fue el primer tipo que me invit? a subir a un escenario. Vamos a tocar con el Edu y los chicos. Hay cosas que no me puedo olvidar, y que no puedo dejar pasar?, desliza. Y tras las huellas de su relato despunta una imagen esperanzadora, la de los chicos en el escenario, siendo protagonistas de su historia.

El Bodeg?n, en versi?n sonora:

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