Testimonio de un sobreviviente
?Nos robaron la juventud, los sue?os, las ganas?
Este testimonio aporta un hilo de luz a la b?squeda de justicia para los soldados argentinos estaqueados por jefes militares durante la guerra de Malvinas. Es un relato que, a 27 a?os, sigue batallando contra el olvido y el silencio. enREDando entrevist? a Julio M?s, ex combatiente de Malvinas.
Llego al Centro de Ex combatientes de Rosario y los veo en la calle, con sus uniformes militares, el cami?n de voluntariado y las conversaciones que, imagino, son permanentemente recurrentes. Escucho que hablan de la guerra, de c?mo sobrevivieron, de lo que le pas? a un compa?ero, de lo que otro soldado no pudo aguantar. Comparten la angustia de una experiencia colectiva y dram?tica. Entre ellos, parece que el grito fuerte de ?soldado? es un c?digo patentado en sus historias de vida. Est?n dispuestos a hablar el tiempo que sea necesario para vencer el olvido y por eso, est?n a punto de partir rumbo a una escuela en Villa Gobernador Galvez para ofrecer una charla a los alumnos.
Mientras espero a Julio M?s, los escucho y los veo. Van llegando de a poco y se funden en abrazos fuertes, en saludos intensos. Todos tienen un rastro en su cuerpo o en su aura que habla de la guerra misma, m?s all? de las botas, los pantalones camuflados o la remera que los identifica como ex combatientes. Al rato, llega Julio y entramos al Centro. En sus ojos tambi?n observo lo mismo, como si la geograf?a de las islas se reflejara en la mirada, en el caminar o en el decir de los veteranos de guerra.
Julio M?s es uno de los referentes del Centro de Ex Combatientes de Rosario. Cuando apenas ten?a 20 a?os debi? partir rumbo a Malvinas, siendo parte de un Ej?rcito argentino claramente inferior al poder b?lico de las tropas inglesas. En su mayor?a, estaba integrado por j?venes conscriptos, alistados en el Servicio Militar obligatorio.
?Me robaron la juventud, como a todos?, dice Julio. Creci? entre esquirlas e im?genes de compa?eros muertos ca?dos en combate y de otros 450 ex combatientes que, despu?s de la guerra, decidieron quitarse la vida. ?Todas las noches tengo esas im?genes, la de compa?eros muertos, la de los que se suicidaron, la imagen de un ingl?s arriando la bandera argentina despu?s de 74 d?as de haber estado all? combatiendo?, expresa, rememorando lo que todas las noches se le presenta como un inevitable y tormentoso impacto de guerra.
Operaci?n Rosario
La sangrienta dictadura militar, responsable ya en ese entonces de la desaparici?n de 30000 personas, declar? en abril de 1982 una guerra que fue casi un manotazo de ahogado para sostener un proceso militar que entraba en el ocaso. Pero sobretodo, Malvinas signific? el escenario de la masacre de cientos de j?venes argentinos, embarcados en un operativo siniestro, planificado en el coraz?n del Segundo Cuerpo de Ej?rcito con sede en Rosario. 649 soldados dejaron sus vidas en nombre de una Patria que la Dictadura Militar reivindic? para justificar sus cr?menes y m?s de 1000 heridos y sobrevivientes regresaron al continente para hundirse en el m?s terrible de los olvidos.
Amplios sectores de la sociedad civil y medios masivos de comunicaci?n supieron avalar, por acci?n u omisi?n, el exterminio declarado del gobierno militar comandado por Leopoldo Fortunato Galtieri. Cuestionar el accionar de la sociedad y la apat?a posguerra es una deuda que todav?a sigue pendiente en el haber argentino, a 27 a?os del desembarco a las Islas que, nadie duda, son argentinas.
Los testimonios de los j?venes soldados que sobrevivieron, hoy, hombres maduros que llevan las terribles marcas de la experiencia traum?tica de la guerra, son signos vitales para hablar y no olvidar lo ocurrido en 1982. La batalla, adem?s de seguir exigiendo el justo reconocimiento del Estado en pol?ticas econ?micas y de salud, es lograr una condena penal y social para los jefes militares que torturaron, estaquearon y sometieron a vej?menes a soldados argentinos durante la guerra; los mismos jefes militares responsables de la desaparici?n forzada de personas en Argentina, entre 1976 y 1983. Por ello, los organismos de derechos humanos y los ex combatientes reclaman hoy la imprescriptibilidad y el car?cter de delitos de lesa humanidad de las torturas cometidas durante la guerra.
?Yo pertenec?a al Regimiento de Infanter?a 5 de Paso de los Libres del Ej?rcito y cuando empez? a faltar la comida, yo estaba en Puerto Howard, frente a la Bah?a San Carlos, donde fue el desembarco. Est?bamos en una colina a la cual llegaban muy pocas raciones de comida. Ah? tenemos el caso de Remigio Fernandez que muri? por falta de alimentaci?n y yo fui testigo de eso. A ra?z de esa muerte, yo pens? ?no quiero que me pase lo mismo?, entonces cuando termino una guardia en lugar de ir a descansar, bajo la colina y voy al sector donde est? el Regimiento a tratar de buscar algo de comida. Paso una noche escondido con un compa?ero que es parte de este Centro y tambi?n es denunciante, porque ?l tambi?n fue estaqueado, paso un rato con ?l y luego voy hacia una casa abandonada y saco los pocos v?veres que hab?a y vuelvo al otro d?a a la compa??a a presentarme. Cuando vuelvo la pena fue estaquearme. Estuve entre 12 y 48 horas, no recuerdo bien el tiempo. Cuando comenz? el bombardeo yo estaba estaqueado y vino el jefe de mi grupo y me desato pero me dijo que cuando apenas termine el bombardeo me volv?a a estaquear para que no lo reten. Y esto lo estoy denunciando ante la Justicia?.
Julio M?s es uno de los veteranos que dio testimonio ante la justicia federal de R?o Grande y la Subsecretar?a de Derechos Humanos de la provincia de Corrientes, en el marco de las causas que se investigan por estaqueamientos, torturas y muertes por inanici?n de soldados argentinos durante la guerra de Malvinas.
?Hay en el pa?s hay alrededor de 70 testimonios y cada vez son m?s, porque a medida que se van enterando, se animan a contar. ?Por qu? despu?s de 27 a?os? Y ?por qu? no?. Esto es muy personal?.
Al terminar la guerra, el 14 de junio de 1982, Julio M?s qued? prisionero durante un mes, pero los compa?eros que regresaron de las islas debieron soportar el peso del silencio. ?Al 90% los tuvieron unos cuantos d?as en los cuarteles, lav?ndoles la cabeza y orden?ndoles que no den testimonios. Y eso qued? durante mucho tiempo. Hasta que despu?s fuimos creciendo y tomando fuerza. Pero eso costo tambi?n 450 suicidios post Malvinas, la mancha m?s vergonzosa de esa guerra.?
Una de las consecuencias de la falta de pol?ticas de salud para lo veteranos de guerra se refleja en los alarmantes casos de suicidio en todo el pa?s, no s?lo de ex combatientes sino adem?s, de sus hijos. ?Yo siempre digo, fue una persona llamada Julio y volvi? otra. A nosotros nos robaron la juventud, los sue?os, las ganas. Nos robaron un mont?n de cosas que despu?s costo volver a reemplazarlas. Quienes estuvimos contenidos pudimos reemplazarlas y otros no tuvieron la fuerza y fueron casualmente los que se han suicidado o lo siguen haciendo d?a a d?a, porque el suicidio es muy pasivo. Los muchachos est?n cada vez peor, a?n despu?s de tanto tiempo.?
Julio participa activamente del Centro de Ex combatientes. Desde all? intentan trazar v?nculos de contenci?n, trazos gruesos de solidaridad para con ellos y sus familiares, quienes tambi?n sufren las marcas del combate. ?Hay muchos casos de tabaquismo, alcoholismo, diabetes, violencia familiar, enfermedades card?acas. La procesi?n va por dentro. Esto es casualmente la deuda del Estado argentino, ning?n representante complet? esa falencia que surgi? a partir del 15 de junio de 1982 que fue el d?a en que ya no est?bamos en guerra. Hasta ahora solo dieron plata a costo de luchas nuestras. Pero no existe contenci?n a nivel, por ejemplo, de salud mental. Nunca hubo una pol?tica de Estado.?
A 27 a?os
?La atenci?n de la salud durante la guerra fue un desastre, completamente improvisado?, afirma Julio. ?S? que invadieron las Islas y no ten?an preparados los hospitales de campa?a, no hab?a enfermeros, la cantidad proporcional que se necesita. Tenemos el caso de un muchacho que ahora es doctor, pero all? no estaba estudiando medicina y lo pusieron de camillero. A un soldado rosarino en pleno combate le vuela una mano y ?l se envuelve el pedazo de mano que le quedaba colgando con un trapo y se la agarra contra su pecho para ir corriendo hacia la enfermer?a. La enfermer?a estaba cerrada, los m?dicos con algunos soldados heridos estaban escondidos en el subsuelo y hasta que no par? el bombardeo no le abrieron la puerta?.
Hoy, a 27 a?os de Malvinas, el deseo de Julio es ver una Argentina unida y no una lucha de pobres contra pobres. ?El enemigo sigue siendo el mismo que en 1982?, aclara. Al preguntarle por las causas de la guerra, se sonrie. Sabe que el tiempo es corto, sus compa?eros lo esperan en la puerta para partir rumbo a la escuela y la pregunta supone una larga respuesta. Sin embargo, tira algunos dardos que nos obligan a repensar lo que, como sociedad, hicimos o callamos en aquel abril de 1982 y lo que, posguerra, seguimos ignorando.
?Aunque muchos no lo crean as?, no fue la locura de un borracho, si bien Galtieri lo era, el desastre de Malvinas no fue por su locura. Lamentablemente no fue solo eso. Y tampoco fue solo la locura de la c?pula militar, hubo mucha participaci?n civil que apoy? y despu?s, con la vuelta de la democracia, no se hizo cargo.?
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Foto: www.cescem.org.ar |
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Publicado el: 02/04/2009
Categor?as: Derechos Humanos / Documento
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