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Informe: A 8 a?os del diciembre de 2001
C?mo abrir el pecho y sacar el alma

El 19 y 20 de diciembre de 2001, 9 personas murieron en nuestra provincia. A 7 de ellas, las mat? la polic?a de Santa Fe y 4 eran j?venes de entre 15 y 20 a?os. En s?lo 2 causas hay condenados. En las dem?s, la Justicia dict? la falta de m?rito para todos los polic?as imputados y nunca investig? a los responsables pol?ticos de la masacre, entre ellos, el actual senador nacional, Carlos Reutemann. El pasado viernes 18 se realiz? la habitual marcha para exigir Justicia.
A 8 a?os, enREDando publica un informe con las voces de familiares de las v?ctimas. C?mo eran, con qu? so?aban, qui?nes eran. Sus deseos, sus proyectos. El 19 y 20 recordado trav?s de las palabras de Mary la esposa de Rub?n Pereyra y Sara, la hermana de Walter Campos.

Un hermano cuida a su hermanita de 11 a?os, le pinta sus zapatillas con ceritas de colores y prepara un mate cocido casi todas las ma?anas. Hoy, Sara ya tiene 19 a?os y cada vez que puede denuncia que a su hermano, cuando ten?a 15, lo fusil? la polic?a en el a?o 2001.

Un pap? sue?a con el cumplea?os de 15 de su hijita que tiene tan solo 1 a?o y medio. Y tambi?n es un buen hermano que intenta rescatar de la mala junta a uno mayor que cay? preso. Pero en diciembre de 2001 lo asesin? una bala policial y su hijita Aldana, hoy, con 9 a?os, acompa?a a su mam? en cada marcha de repudio.

Un hijo ayuda a su madre a hacer los mandados y siempre la acompa?a a todos los lados. Ten?a 16 a?os cuando muri? asesinado por las balas de plomo, en diciembre de ese tr?gico 2001. Hoy, su mam? Mabel, inundada de un dolor que la dej? sin palabras durante 8 a?os, recuerda a su hijito que cada vez que pod?a, le dec?a: ?cuando yo trabaje, Mami, te voy a comprar lo que necesites?.

Una mam? sale desesperada a buscar a su hija, un furioso 19 de diciembre de 2001, en plena revuelta social. Y la rescata. Pero a ella, que ten?a tan solo 18 a?os, la mataron las balas de la polic?a santafesina a metros de su casa. Hoy, su mam? Lila, la homenajea con cada copa de leche que prepara en el comedor comunitario.

Todos ten?an entre 15 y 20 a?os. Eran pibes nom?s, adolescentes que fueron creciendo a la par que aumentaban los bolsones de pobreza, post d?cada del 90. Y so?aban con lo simple, ver crecer a sus hijos, festejar un cumplea?os de 15 o compartir, cuando se pod?a, un mate cocido.

Pero en esta parte de la tierra, tierra de lo inaccesible, a los hombres de hierro les importa poco los sue?os de los pibes empobrecidos. Para ellos, que no escuchan ni el grito, ni la voz, mucho menos el dolor, un sue?o vale lo mismo que una bala calibre 9 mil?metros.

Al menos, eso dicen las autopsias y pericias que prueban la masacre planificada del 19 y 20 de diciembre de 2001, donde tan s?lo en la provincia de Santa Fe murieron 9 personas, 7 de ellas en manos de agentes policiales e integrantes de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE)

La Comisi?n Investigadora No Gubernamental, conformada luego de los tr?gicos sucesos del 2001 en Argentina, afirma y prueba la planificaci?n de una matanza desatada en diferentes barrios de la ciudad de Rosario: Empalme Graneros, Las Flores, la Sexta, lugares donde se concentr? la mayor cantidad de reclamos sociales, como as? tambi?n en la ciudad de Santa Fe y Villa Gobernador G?lvez. En estas puebladas, donde cientos de personas, en su mayor?a j?venes, salieron a la calle a pedir por alimentos, las secciones policiales de las comisar?as y las Tropas Especiales emboscaron, primero, y luego gatillaron sobre el cuerpo de ni?os, hombres y mujeres. ?Cuatro fusilados encontraron la sentencia de muerte mucho antes que el Poder Ejecutivo Nacional dispusiera el estado de sitio?, denunci? por aquel entonces, el periodista rosarino Carlos Del Frade.

Por esas horas, el presidente Fernando De La R?a decretaba el estado de sitio en todo el territorio argentino. ?En un contexto de profundo retraimiento econ?mico, de inequidad social se produjeron en todo el territorio encendidas manifestaciones de protesta. Contra ellas, el Estado despleg? una fuerte represi?n que incluy? la declaraci?n de Estado de sitio en toda la Naci?n. Alrededor de treinta personas murieron y otras 4500 fueron detenidas?, detalla el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) en su informe del a?o 2002. Tambi?n sostiene que ?la medida decretada por el Ejecutivo fue inconstitucional, pues s?lo el Congreso puede declararla en caso de conmoci?n interior, tal como lo establece el art?culo 75 inciso 29 de la Constituci?n Nacional (?) Es preciso tener en cuenta que la enorme cantidad de detenciones que se produjeron esos d?as, no fueron dictadas en virtud de ninguna orden escrita. Esto es, ?nicamente en 29 casos existi? un decreto que ordenaba la detenci?n de esas personas en virtud del estado de sitio. El resto de las detenciones fueron absolutamente ileg?timas?.

A 8 a?os de la masacre, en la provincia de Santa Fe, en tan solo dos causas, - la de Claudio Lepratti y Graciela Acosta-, existe condena para los polic?as que fueron imputados, Esteban Vel?zquez, integrante del Comando radioel?ctrico de Arroyo Seco y el cabo Luis Armando Quir?z. En las dem?s -Walter Campos, Rub?n Pereyra, Juan Delgado, Yanina Garc?a, Ricardo Villalba- el Poder Judicial se encarg? de custodiar una impunidad que incluye, adem?s, la falta de investigaci?n en las causas en las que se investiga las responsabilidades pol?ticas del recordado ?diciembre negro?, las del entonces gobernador y actual senador Carlos Reuteman, el ex ministro de gobierno, Lorenzo Dom?nguez, el ex Secretario de Seguridad Enrique Alvarez y el ex jefe de la polic?a de la Provincia de Santa Fe, Jos? Storani.

Cada a?o, familiares y organizaciones sociales, realizan un acto frente a Tribunales Provinciales para repudiar la complicidad entre el Ejecutivo y el poder Judicial, que nada hizo para esclarecer los asesinatos de las 7 personas que murieron por aquellos d?as.

?Durante las jornadas del 19, 20 y 21 de diciembre del 2001 el despliegue de las fuerzas de seguridad en toda la extensi?n del territorio provincial y, en especial, el operativo policial montado en Rosario, Villa Gobernador G?lvez y la ciudad de Santa Fe, obedeci? a una decisi?n pol?tica del gobierno provincial. Por lo tanto es evidente que dada la magnitud de los acontecimientos, no fue la conducci?n de la Polic?a quien decidi? llevar adelante ese gran operativo donde participaron todas las divisiones y secciones policiales, sino que fue el Poder Ejecutivo el que orden? cu?les eran los objetivos a cumplir y c?mo cumplirlos.?, inform? la Comisi?n Investigadora No Gubernamental en el a?o 2004.

?C?mo los mataron?

Al Pocho, como llamaban a Claudio Lepratti le tiraron para hacerlo callar. Ten?a 35 a?os y era un militante social inmensamente comprometido con la barriada de pibes que habitan en Ludue?a. Cuando lo mataron, estaba gritando, a fuerza de impotencia, sobre el techo del comedor de la escuela Mariano Serrano de las Flores. Ped?a a gritos que dejaran de tirar porque all? hab?a pibes comiendo. Un perdig?n de escopeta calibre 12,70? le perfor? la garganta.

A Rub?n, de 20 a?os, le dispararon mientras esperaba un bols?n de alimentos para su mujer y su ni?a de 1 a?o y medio. Cuando abrieron las puertas del cami?n que supuestamente tra?a la comida, salieron polic?as que tiraron a matar con balas de plomo.

A Walter lo corrieron hasta que sus piernas no dieron m?s. Sufr?a una enfermedad reum?tica y ten?a, apenas, 15 a?os. Al igual que Rub?n, esperaba por comida en una fila que su mam?, Gregoria Luna, le hab?a pedido que hiciera. Walter ten?a 5 hermanas mujeres y 4 hermanos varones. ?l era una de los que m?s cuidaba de Sara, su hermanita que en ese entonces, ten?a 11 a?os.

A Ricardo no le alcanz? ser el preferido de Mabel, su mam?. A pesar de que estaba todo el d?a con ella, el mi?rcoles 19 de diciembre de 2001, una bala calibre 9 mil?metros disparada de una pistola reglamentaria policial, lo fusil? a 50 metros de distancia, en posici?n de tiro, rodilla en tierra, seg?n constan las pericias realizadas y notificadas en el expediente judicial. Ten?a 16 a?os.

Yanina sali? a buscar a su hijita y a medio metro antes de llegar al umbral de su casa, una bala policial, del mismo calibre que la de Ricardo, la quem? por dentro. Cuentan testigos que los ?nicos que estaban con escopetas y tiraban tiros al aire, eran polic?as. Ella ten?a 18 a?os. Hoy, a 8 a?os de la masacre, ?la mam? de Yanina anda hormigueando en un centro comunitario, colaborando con sus manos, homenajeando a Yanina cada vez que le vienen fuerzas para salir de su casa. Y eso es todos los d?as. La hija de Yanina la sigue esperando?, cuenta Gustavo Mart?nez, militante social y amigo de Pocho Lepratti.

Juan, de 28 a?os, ten?a el coraz?n de oro, describe su hermana Catalina Delgado. A ?l tambi?n lo mat? la polic?a, aunque no exista condena alguna por parte de la justicia. En su cuerpo, seg?n acredita la autopsia, se registraron 5 disparos de arma de fuego, fuertes golpes y heridas de bala de goma. Lo fusilaron mientras esperaba la entrega de bolsones de comida junto a un grupo de 150 personas, en la zona de Necochea y Cochabamba. De acuerdo a testimonios de testigos, cuando Juan ?intentaba levantarse, un polic?a de la seccional apodado ?Toro? intent? dispararle con su itaka, pero no pudo porque ya hab?a agotado su carga. Al advertirlo, extrajo entre sus ropas un rev?lver y le dispar?. Minutos despu?s, una ambulancia recogi? a Delgado y lo traslad? al hospital a donde lleg? muerto?. Gustavo Mart?nez dice que ?los padres no deber?an estar en el entierro de sus hijos. De eso sabe tambi?n la madre de Juan, y lo sabemos todos, y tambi?n lo sabe Catalina, que cuando pide castigo, pide por su madre que sabe que los padres no deber?an estar en el velorio de los hijos?.

A Graciela Acosta, una ferviente militante social de Villa Gobernador G?lvez, la velaron sus 7 hijos. Fue asesinada por otra bala policial de 9 mil?metros, mientras buscaba a sus ni?os en una multitud de personas que se agolpaban frente al supermercado la Gallega. Esa bala le incendi? el pecho. Eduardo Nocetti, un reconocido periodista de la ciudad y un testigo de lo que sucedi? en Villa Gobernador G?lvez ?sostuvo que al ver la forma en que la polic?a disparaba, se acerc? a los agentes para preguntarles si estaban disparando balas de goma con las pistolas. Los polic?as le contestaron: ?...a los negros estos si no le damos con plomo, no los paramos con nada?.(Fuente: Informe a?o 2002, CELS.)

?Qui?n era Rub?n Pereyra?.

En su causa, los 8 polic?as implicados fueron sobrese?dos con la falta de m?rito que dict? el juez Osvaldo Barbero. Para Mary, su mujer, Rub?n era el mejor pap? que Aldana pod?a tener. Ellos se conocieron a los 6 a?os. A los 15 se enamoraron y tuvieron una hijita. Rub?n se ganaba la vida como pod?a. En su carro, juntaba cartones y botellas. ?Le gustaba los caballos y los perros. Cuando yo lo conoc? al poco tiempo falleci? su pap?, y al tiempo su mam? tuvo mellizos y ?l tuvo que dejar la escuela en tercer grado y salir a trabajar. Con eso ayudaba a su mam? y a los hermanos?, me dice Mary, una joven mujer cuyos ojos color miel se le llenan de l?grimas cada vez que recuerda el d?a en que mataron al pap? de su hija, el 19 de diciembre de 2001.

?Ten?a un hermano que ten?a 25 y se drogaba, tomaba. Empezaron a salir los dos con los carros y ?l empez? a probar el poxiran?. En ese entonces, ten?a apenas 14 a?os. Un a?o estuvo Rub?n aspirando poxiran. Despu?s, cuenta Mary, entr? en una granja de recuperaci?n en Coronel Dom?nguez. ?En ese tiempo, nosotros ?ramos amigos y yo me sent? a hablarle porque ve?amos que la mam? estaba mal. ?l era el sost?n de la familia?. Despu?s de estar internado aproximadamente un a?o, ?sali? renovado. Pero lo que lo tir? abajo, un mes antes del 2001, es que al hermano lo llevaron detenido?. Desde esos escasos 15 a?os hasta los 20, Mary comparti? la vida con Rub?n. ?De la granja sali? trabajando. Y me acuerdo que ?l le hablaba mucho a su hermano. Rub?n lo ayudaba y lo visitaba en la c?rcel?.

?Qu? sucedi? el mi?rcoles 19 de diciembre?

As? lo recuerda Mary. ?Rub?n fue a un minimercado del barrio con su hermana y sacaron yogur, leche, pa?ales. Fue el 19 al mediod?a. Trajo cosas para la hija. Ese mismo d?a a la noche, vino un grupo de amigos a decirle que en la ruta se estaba juntando familia y barra de pibes para agarrar cajas de alimentos que llegaban en un cami?n del Libertad. ?l me dijo que no iba a ir. Yo me fui a dormir con mi hija y a las dos horas, me vienen a avisar que a Rub?n le hab?an pegado un tiro en la ruta.?

Mary sali? a buscarlo. Lo encontr? muerto. ?Hac?a ya m?s o menos 1 hora que estaba dando vueltas en el barrio porque no ten?an donde llevarlo. Lo llevamos al Hospital Roque Sa?nz Pe?a. Los polic?as de la Comisar?a Sub 19 me hicieron declarar y les dije que no sab?a nada, que le hab?an pegado un tiro en la ruta pero que busquen porque hab?a testigos.? En la ma?ana del 20, en la comisar?a sub 19 a Mary no le dieron el papel que certificaba la muerte de Rub?n. ?Cuando entro a la comisar?a estaba el comisario Pol y el subcomisario Gonz?lez y me miraron burl?ndose?. Al salir, en la esquina de Hortensia y Flor de N?car, ?estaban haciendo pericias?, recuerda y agrega ?ellos dicen que lo pas?, sucedi? adentro del barrio, pero hay varios testigos que dicen otra cosa?. En el barrio Las Flores de Rosario gobierna el miedo y los testigos ya no quieren hablar. ?Solamente Ra?l Cardozo, otro testigo, dijo que cuando se dirig?a a la ruta a buscar a su hija, escucha muchos disparos y v? cuando Rub?n cae. No vi? qui?n dispar?, pero s? que eran todos polic?as los que tiraban?. Y tambi?n, lo vi? a Rub?n caer con una caja de alimentos sobre su hombro.

Del supuesto cami?n que tra?a comida, salieron polic?as a repartir balas de plomo a montones. ?C?mo hab?a muchos chicos y mujeres, los varones quedaron atr?s. A Rub?n le pegan y cae sobre la bajada de la ruta, no en el puentecito. Cardozo va y lo levanta y le dice a ?l que corra a buscar a su hijo, que ?l estaba bien. Cardozo se fue, Rub?n se levanta, hace dos pasos y cae de nuevo?. Seg?n me dice Mary, una pareja lo recogi? pero se niega a declarar porque tiene miedo y ?saben qui?n les dispar??. ?Ellos me dijeron a m?, frente a la Comisi?n, que fueron polic?as y vieron el n?mero de patente, pero se fueron del barrio. Le tienen miedo a Pol?, el entonces comisario de Las Flores.

?Qu? dice la versi?n oficial de la polic?a?

Que fue un ajuste de cuentas entre bandas. ?Quieren tapar todo porque el d?a 21, cuando ya no pasaba nada, nosotros ?bamos a velar el cuerpo de Rub?n, por Autopista y Espa?a, hab?a una chata de Guardia de Infanter?a que empez? a reprimir al aire. Y la gente les dec?a que dejen de tirar porque iban carros, chicos en bicicleta acompa?ando el cuerpo de Rub?n y ellos estaban reprimiendo?, dice Mary.

La causa, desde abril del 2003, se encuentra archivada, sin actuaciones judiciales y lleva el sobreseimiento de 8 efectivos de la Divisi?n de Drogas Peligrosas.

?Cu?les eran los sue?os de Rub?n?

Uno de ellos, monumental. Rub?n quer?a conocer la cancha del club de sus amores, River Plate. Pero otro sue?o, m?s intenso y profundo, lo desvelaba. ?En ese tiempo, se estaban por cumplir los dos a?os de Aldana?, expresa Mary, con su voz quebrada, su llanto carcomido por tanta injusticia y el inmenso dolor en su pecho. Como puede, me dice que Rub?n estaba enloquecido por festejar el cumplea?os de su hijita. Cumpl?a dos a?os el 14 de enero. ?Lo ?nico que le faltaba era la torta, todo lo dem?s se la regalaban las se?oras donde ?l limpiaba cuando sal?a con su carro. Todas las familias que lo conoc?an le dieron todo para el cumplea?os?.

El 28 de enero, Rub?n iba a cumplir la mayor?a de edad, pero no lo dejaron ser grande. Lo mataron siendo un pibe. Ese mismo d?a, Los Pereyra planeaban festejar los dos cumplea?os, el de Rub?n y Aldana. ?Estaba contento porque iba a ser mayor?, dice Mary, tratando de encontrar alguna explicaci?n a tremenda masacre. Y la empez? a encontrar cuando decidi? juntarse con otros familiares de v?ctimas y heridos del 2001 y sobretodo, cuando se acerc? a la Comisi?n Investigadora No Gubernamental. ?Me ayudaron a salir a la calle a pedir justicia. Tambi?n se acercaron maestros del barrio y Herminia Severina, de madres de plaza de mayo?

?Qu? pas? con la palabra?

?C?mo vencer el miedo a decir, a no callar, a gritar?. De a poco, Mary fue entendiendo que la palabra, necesariamente, debe circular y hacerse oir para que las voces no queden silenciadas como expedientes judiciales. ?Empec? contar de a poco. En el segundo a?o quer?a abandonar todo, porque mi nena empez? a ir a un Centro Crecer en el barrio y all? apareci? el Sub comisario Gonz?lez. Iba muy seguido y no sab?amos por qu? motivo. La saqu? a la nena y no quer?a saber m?s nada porque ten?a miedo. Cada vez que ten?a que pedir un papel en la comisar?a Sub 19 no me daban nada?.

Hoy, Aldana tiene 9 a?os. Y de a poco, va conociendo la historia impune de la muerte de su pap?. Acompa?a a Mary a las marchas y ayuda a su abuela ?que en los ?ltimos a?os no ha venido porque le fallecieron dos hijos m?s?.

?Qui?n era Walter Campos?.

Una de las 5 hermanas mujeres de Walter, Sara, es la que se anima a hablar, a contar, a decir y recordar a su hermano. A su lado, est? Mariela, otra de las Campos, callada pero atenta a cada palabra y recuerdo de su hermano Walter. ??l siempre estaba con nosotros. ?ramos muy unidos con toda mi familia. Somos 5 mujeres y 5 varones. Le gustaba criar gallinas y siempre andaba con chicos chiquitos?, expresa Sara que con sus 19 a?os se parece a la ni?a de 11 que vivi? la muerte de Walter, en el 2001.

Los Campos son humildes, y, seg?n me cuenta Sara, callados. Excepto ella.
Vienen de la tierra del Chaco, lugar donde crecen las Tunas de color verde. ?Mi mam? siempre nos cuidaba, nunca nos abandon??, acota Sara, ?aunque estemos en la calle. Par?bamos en las estaciones. Cuando llegamos ac?, en el 96, llegamos a la estaci?n, y ?ramos dos familias, que par?bamos ah?. Est?bamos tranquilos, no ten?amos casa. Despu?s pusimos pl?stico, madera, chapa y ahora la casa es de material. ?bamos siempre juntos a pedir?.

?Y c?mo era Walter como hermano?

El mejor, seg?n lo describe su hermana. Era silencioso y callado. ?Era medio duro para demostrar los sentimientos pero era muy bueno. Viste como es la gente que critica lo que v?. Dec?an que mi hermano andaba en mala junta, pero yo que era chica lo miraba y una persona cuando anda en mala junta o se anda drogando cambia su forma de ser, y ?l siempre era igual con nosotros. Nos preparaba el mate cocido y era el que m?s estaba con nosotras?, afirma, con una inocencia que desborda en nervios, risas y dolor. ?Viste que cuando se drogan se arruinan f?sicamente, y ?l no, andaba bien. Me acuerdo que los pibes que se drogaban cuando estaban con ?l, estaban bien, tranquilos. ?l cuidaba las gallinas. Yo me acuerdo que antes que a ?l lo matesen a m? me operaron del coraz?n. Y me acuerdo que ?l me llevaba al hospital en cocoyito. Y cuando ya me hab?an pasado a la sala, despu?s de estar en terapia, estaban mis hermanos, y ?l se quedo en la puerta y se puso a llorar?. ??l siempre compraba para comer y le gustaba acomodar las cosas?, recuerda Sara.

A Walter lo velaron en la casa de una de sus hermanas. ?Todos mis hermanos lloraban y mi mam? lloraba mucho. Yo no llore casi nada, estaba jugando?. Sara apenas asomaba algunos soles cuando a Walter lo mataron, con un tiro en la cabeza. Hoy, ya es una adolescente de 19 a?os qu? sabe, con claridad y certeza, qu? pas? con su hermano aquel 21 de diciembre de 2001.

?Qu? sucedi? el 21 de diciembre de 2001?


As? lo recuerda la hermana de Walter. ?Hab?a una se?ora que se encargaba de repartir cajas de alimentos. Era un reparto de cajas, ese d?a lo iban a hacer. Mi hermano se levanta, fue todo muy r?pido. ?l preparaba para todos el mate cocido y viene mi mam? y le dice que vaya a hacer la fila. Cuando lleg?, esta se?ora andaba siempre con los milicos. A mi hermano lo mataron como a las 11, 12 y el alimento lleg? a las 3 de la tarde. Hab?a mucha gente y ?l estaba casi ?ltimo en la fila. El milico lo agarra y le dice ?identificate?. Era un tal Ojeda que lo conoc?a a mi hermano?.

A Walter, como dicen en la calle, lo ten?an fichado. ?Lo llevaban, lo negaban con mi mam? cuando lo ten?an adentro y lo cagaban a palos. Y ese d?a, mi hermano corri? porque lo vi? al milico, vaya a saber por qu? lo hizo?, se pregunta Sara una y otra vez. ?Por qu? corri? si el nunca corr?a?. ?Ese d?a corri? y hab?a muchos milicos y la gente dice que los milicos dec?an ?agarrame al flaquito, al que tiene la camiseta de Central?. Mi hermano no ten?a antecedentes, nada. Lo corr?an y lo llevaban para el Arroyo. Tiraban tiros al aire y mi hermano no sirve para correr porque tiene reumatismo, una enfermedad en los huesos?.  Lo remataron con un tiro en la cabeza, en Oliv? y Arroyo Ludue?a, despu?s de haber sido perseguido por personal policial. ?Cuando lo llevan ah? abajo, mi hermano qued? cansado, Iglesias (sargento de las Tropas de Operaciones Especiales) dec?a que lo ?nico que se le ve?a era la cabeza y que estaba atr?s de un ?rbol y que despu?s se le ve?a la mano y dicen que en esa mano ten?a un arma y qu? si le tiraban a la mano, iba apretar el gatillo y ese disparo iba a darle al polic?a Ojeda. Y dijeron que fue un tiroteo. Hab?a una viejita que dijo que a ella no la llamaron para declarar y que le hicieron levantar todas las balas. ?Lo que v? es que estaba agachado, agarr?ndose las piernas, como cansado?, dijo la viejita. Ah?, digo yo, aprovech? el milico. Es raro que haya habido francotiradores en ese lugar?, dice Sara, que al igual que Mary, no encuentra explicaci?n e intenta buscar algunas posibles respuestas para entender la muerte de su hermano.

?Quiz?s se qued? agachado porque no daba m?s, se cay? y cuando se levant? le tiraron en la cabeza?, explica y agrega e insiste, ?todo fue muy r?pido?. Su hermana lo conoc?a y asegura que Walter no podr?a haber tenido un arma de fuego. La versi?n policial dice, como en todas las causas, todo lo contrario.

??Y qu? dice la versi?n oficial?"


Seg?n la indagatoria del Sargento Iglesias, el tirador profesional de las TOE, ?uno de los polic?as se acerca a una distancia de aproximadamente de diez metros sin advertir la presencia del sujeto armado o sea sin haber visto que hab?a regresado. Ah? entonces efect?o un disparo dirigido un metro por encima de ?l, aunque no lo ve?a porque estaba oculto, sab?a que estaba ah?, con el fin de que desista de su actitud. El personal se sigue acercando hasta unos cinco metros de donde se hallaba el sujeto perseguido, veo que este masculino levanta la cabeza y la mano con el arma dirigida hacia el polic?a, que es lo que alcanzo a ver a trav?s de la mira. No me qued? otra opci?n que efectuar un disparo hacia el bulto m?s visible, que era en ese momento su cabeza?.

Nunca se prob? la existencia de francotiradores en el lugar, y a pesar de las contradicciones en las que incurrieron agentes de las Toe y polic?as de la comisar?a 20?, el sargento Iglesias fue imputado y luego sobrese?do por falta de m?rito.

?Crecen las tunas?

Gregoria es la mam? de Walter. Como describe su hija Sara, una mujer silenciosa. Dice Gustavo Martinez que ?su silencio aturde desde aquel 21 de diciembre de 2001 cuando un tirador especial de las Toe decidi? vaciarle el hipot?lamo a Walter y a sus 15 a?os?. Y tambi?n dice que en la tumba de Walter crecieron tunas de color verde, como las que crecen en el Chaco, y que esa tuna lo acompa?? para que ?todos tengamos una patria en la que los padres no est?n en el velorio de sus hijos?.

?Para qu? pintar murales?

Para recordarlos vivos, llenos de color y con una profundidad que habla de la vida misma. En cada barrio, el grupo Arte por Libertad junto a familiares decidieron plasmar en los muros algo que tenga que ver con la historia de Walter, Rub?n, Yanina, Juan, Pocho, Graciela, Ricardo. Con la vida de los chicos, mujeres y militantes asesinados en el 2001. ?Los murales del grupo Arte por Libertad hablan de los despojados y condenados, traen a la memoria la acci?n con presencia, la existencia con huella. La memoria a la intemperie?, escribe el periodista Hern?n L?pez Echag?e.

Y Mary me cuenta: ?All? en las flores hicimos un carrito que identifica a Rub?n, hicimos un chico sentado al costado del carrito, un s?mbolo de una tapa del disco de Los Redondos que le gustaba a ?l. Participaron gente del barrio y amigos y vecinos?. ?Para nosotros fue important?simo porque a 8 a?os, fue la primera vez que se hizo algo que quede presente en el barrio. Es una manera de recordarlos?.

Sara toma la palabra para contar c?mo fue pintar ese mural que hoy, derrocha colores verdes esperanzas en el populoso barrio de Empalme Graneros. ?Pintamos la palabra justicia en color verde esperanza. Y despu?s todos los nombres, escritos en el mismo tama?o. Hay mucha gente que sufre la injusticia, porque hay mucha gente que est? sola y nadie la escucha. Hay otra gente que tambi?n son v?ctimas y est?n esperando justicia?.

?Qu? hacer frente a tanta impunidad?

?A 8 a?os no se hizo nada?, denuncia Mary. Pero la esperanza la impulsa a seguir luchando en busca de justicia, no solo por los muertos del 2001, sino tambi?n, por todos los heridos que se cobraron las balas y los palos policiales. ?Estoy viendo para que los familiares del barrio tambi?n se sumen a la lucha y digan lo que sientan, porque aunque no les hayan quitado la vida a sus hijos, le robaron la posibilidad de seguir trabajando. Hoy en d?a, andan en el centro con un carro a caballo porque no pueden conseguir trabajo a causa de la dificultad que les dejo la polic?a?.

?La mercader?a que se perdi? fue un desastre para los due?os, pero de eso nadie se acuerda y se puede recuperar, pero la vida vale m?s?, dice, con simpleza y crudeza Sara Campos.

El legado de Claudio Pocho Lepratti, un militante que hizo su opci?n por los pobres siendo pobre, es ineludible. Es esa hormiga que aletea y bicicletea al mismo tiempo, como lo hac?a Pocho en Ludue?a, en las Flores o en cada barrio donde una mateada lo tra?a como un ?ngel, sencillamente humano. El Moncho, un pibe que creci? bajo las alas de Claudio Lepratti en el grupo la Vagancia de Ludue?a, lo recuerda: ?El Pocho hace una opci?n de ser pobre, un pobre m?s. Nosotros como pobres empezamos a tener esa vos y ?l nos dio la oportunidad de hacerlo. Ahora tenemos nuestras voces. Lo que falta es que mucha m?s gente se comprometa y haga una acci?n verdadera, como la de Pocho. Y valorarnos y hacernos cargo de lo que hacemos?.

En Santa Fe, la impunidad se cosech? a fuego lento. Liliana Leyes, militante social, no duda en acusar a la c?pula del poder judicial. ?Reutemann aparenta ser una persona callada, simple, buena, y la gente compra eso y se convence. Pero los familiares de las v?ctimas no pueden creer tanta frialdad?, dice Sara. Y Liliana agrega ?las madres tardaron 30 a?os en encontrar justicia?. Pedir justicia es un trabajo de hormiga ?y en alg?n momento van a tener que rendir cuentas?.

?C?mo recordarlos?

Quiz?s, una forma sea dibujar sus sonrisas a trav?s de s?mbolos, que a veces, escribe Gustavo Martinez, dicen m?s que los documentos o los noticieros. La hormiga es el s?mbolo del trabajo cotidiano de Pocho. El hormiguero, las hormiguitas, el hormigazo, una lucha de cada d?a. Pero dice el Moncho que la Mary le cont? que a Rub?n le dec?an tortuga. Entonces al Moncho se le ocurri? que cada vez que se pinte una hormiga, al lado, aparezca una tortuga.

?Le dec?an as? y ?l se enojaba. Pero me parece que sali? porque una vez la mam? no ten?a qu? cocinar y ?l se puso cocinar a sus hermanos una paloma o gallina y ah?, le empezaron a decir ?por qu? no haces un guiso de tortuga?. Y entonces, Sara dice a que a Walter le apodaban Canario, porque a ?l le gustaban los gallos y no quer?a que se peleen en las ri?as.

Canarios, hormigas, tortugas dando vueltas, exigiendo justicia. Los familiares tambi?n reclaman una pensi?n econ?mica. Es un deber del Estado y un derecho de familia. ?Ellos no se dan cuenta que nos mataron al padre de familia. Y si vas a pedir trabajo, no te lo dan?.

Cuando a Mary le pregunto por su sue?o, ella me mira, mientras los ojos se le van poniendo tristes dice: ?quiero festejar el cumplea?os de 15 de Aldana como so?aba Rub?n. Quer?a que llegue a los 15 con el vestido y sin novio?. Y sonr?e. Todav?a, por suerte, en su rostro hay lugar para la alegr?a.

Sara, tal vez, sue?a con el presente y no tanto con ese futuro al que, presiento, le tiene miedo. ?No hay que hacer planes, es lindo vivir ahora, el presente. Nosotros queremos pensar que ellos est?n en un lugar mejor y nosotros ac? estamos sufriendo y tenemos que hablar por ellos, que ya no est?n?.

El Moncho apuesta al camino, a so?ar por ese andar entre todos. ?Cuando nosotros nos junt?bamos en La Vagancia nos pregunt?bamos c?mo nos ve?amos de ac? a 5 a?os. Alomejor con trabajo, con escuela, con m?s justicia. Y en este presente, tratar de construir eso.?

Sus sue?os algo nos est?n diciendo. Ser? que, como cantaba la Negra Mercedes Sosa, ?hablan de pa?ses y de esperanzas, hablan por la vida, hablan por la nada, hablan de cambiar ?sta, nuestra casa, de cambiarla por cambiar, nom?s.?


Fuentes consultadas:
Informe Diciembre 2001 - CELS
Lino Rojo - Gustavo Mart?nez
A dos a?os de la Operaci?n Masacre (Primera y Segunda Parte) - Informe de Carlos Del Frade



Foto: Mural realizado por el colectivo Arte por Libertad
 

Publicado el: 29/12/2009

Por Mar?a Cruz Ciarniello.
Categor?as:
Derechos Humanos / Documento

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