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T?teres en prisi?n
Jugar a ser otro

La expresi?n y la sensibilidad que aporta el arte se transforma en una bocanada de aire puro al interior de las prisiones. En la Unidad N? 3 durante 7 a?os funcion? un espacio creativo, donde los internos fabricaban t?teres y vida a trav?s de la goma espuma. Mery Affranchino cuenta c?mo fue esta vital experiencia de arte en un espacio de encierro.

?Se me iban en libertad antes de actuar?, cuenta, entre risas, Mery Afrranchino, psic?loga, antrop?loga y una de las pioneras titiriteras de la ciudad de Rosario. No hace referencia a los internos de la Unidad de varones N? 3 de Rosario, sino a los t?teres que ellos fabricaban utilizando, en muchos casos, la goma espuma de los colchones m?s viejos del penal. Estos mu?ecos, hechos a mano bajo el tiempo de la c?rcel, ten?an vida e identidad. Algunos eran confeccionados para ser regalados en el d?a de la madre; otros, para la funci?n del d?a del ni?o. Y muchos de ellos, fueron especialmente producidos por los internos para que ellos se los regalen a los ni?os de la Sala de Pediatr?a del Hospital Centenario. Todos los t?teres ten?an una impronta que nac?a de la mirada y el deseo de quienes viven encerrados d?a y noche.

Entre esa magia de taller, que ?nicamente el arte genera, se colaba la dura realidad carcelaria; los tiempos de la c?rcel, los conflictos internos, la individualidad, la droga, la inestabilidad de los grupos. Sin embargo, algunas an?cdotas bastan para comprender los fuertes lazos humanos y solidarios que tambi?n genera la c?rcel.

As? empez? todo


El taller comenz? siendo una idea piloto que durar?a, tan solo, quince d?as. Luego, esa idea se potenci? en la posibilidad de transcurrir la experiencia durante unos meses. Mery Affranchino, sin embargo, se qued? en la c?rcel de varones durante siete a?os. Y con ella, los t?teres de goma espuma confeccionados por los propios internos.

?El taller nace en el a?o 1999 a partir de una experiencia piloto de alguien que ven?a del extranjero, de M?xico. A trav?s de la Escuela de T?teres, Cecilia Andr?s arm? un taller de una semana en la Unidad N? 3. Pensaron que quiz? alguien pod?a acompa?arla y surgi? la convocatoria a Susana Petrelli y m?s tarde llegu? yo, justo el d?a en que terminaba el taller. Cuando Cecilia Andr?s se va a M?xico, nosotras sugerimos continuar el taller hasta diciembre de 1999. El primer d?a que iba, llego sin documentos, absolutamente parad?jico y tambi?n me dejan entrar sin documentos. Ese primer grupo era fant?stico. ?bamos dos veces por semana, durante toda la ma?ana?, relata Mery, quien adem?s, suelta una an?cdota propia del encuentro con una instituci?n donde las personas son marcadas por expedientes judiciales y c?digos jur?dicos.

?Llegamos, nos sientan en un escritorio y nos dan una pila de expedientes y nos dicen. ?Estos son sus alumnos?, a lo que le dije ?yo no soy juez, ni polic?a. Son mis alumnos y en todo caso tu tarea ser? que yo est? protegida mientras trabaje. Mi tarea ser? no hacer nada que pueda ir en contra de esa protecci?n. Lo vincular que yo pueda generar con ellos es lo que va afectar al taller o no. Inicialmente fue muy complicado, todos los d?as ten?amos que explicarles a los guardias a qu? ?bamos?.

De la experiencia del taller, Mery Affranchino produjo la pel?cula ?T?teres en prisi?n? que viajo por diferentes lugares y realiz? cuatro funciones de t?teres dentro del penal. ?Yo estoy bastante en desacuerdo con la idea de llevar a los chicos a dar funciones afuera. Me pone muy violenta verlos llegar esposados, eso me pone muy mal. Si bien ellos piden permanentemente esto, yo trabaj? y hasta que no logr? sacarlos sin esposas, no los llev?.?

Mery es una persona firme y con ideas claras. ?Yo no voy porque Dios existe ni voy porque el proceso de globalizaci?n internacional hace que existan pobres y entonces ellos solo son v?ctimas del capitalismo inhumano. A mi me fascinar?a no tener c?rceles porque esto representar?a no tener delito y representar?a una sociedad con las oportunidades necesarias para que cada uno se incluya en un proceso productivo, laboral. Con lo cual yo no era ninguna madraza que iba  a la c?rcel, sino que, con respeto, hablaba del exterior. Fue un tiempo de bisagra?. Era el fin del menemismo, d?cada del 90. ?Irrumpi? toda la cuesti?n de la droga en t?rminos absolutamente estridentes y esto modific? hasta las categor?as carcelarias. Con la droga, las c?rceles se llenaron de pibes muy j?venes."

El objetivo de este taller, como muchos otros en la c?rcel, era generar un espacio de producci?n donde los internos se pudieran encontrar en el hacer. ?Lo que nos interesaba era que se generaran espacios donde el estar productivos, pudiera permitir adem?s la expresi?n, la posibilidad de decir cosas, de tener otras herramientas, no porque salieran siendo titiriteros, sino para que pudieran pensar que existe otra manera de expresar bronca que no es con un tiro, que hay otra manera de resolver las cuestiones, que tiene que ver con la producci?n y no con quitarle al otro algo que yo no tengo. Y que si despu?s alguien eleg?a seguir robando, lo que probablemente sucediera porque tampoco existe una sociedad con posibilidades de desarrollar lo productivo, eligiera desde un lugar de conocer sus posibilidades de otra cosa?.

El mundo adentro


Ante la necesaria pregunta de conocer que tem?ticas o inquietudes aparec?an en las historia de t?teres, la respuesta fue una sorpresa y al mismo tiempo, casi una obviedad. La mujer amada, la familia, los hijos, la madre, el tango, la cumbia, el origen, el por qu?, Dios. Estos eran los temas fundamentales. ?Alguna vez logramos que hicieran las canciones de c?rceles, fue con un grupo muy particular, donde se gener? mucha confianza y eso permiti? que salieran estas tem?ticas de c?rcel, la injusticia, la vulnerabilidad de la injusticia. Pero en general, sal?an temas que si bien les resultaba dif?cil hablar, pod?an expresarlas con los mu?ecos?.

Las t?cnicas y los materiales fueron diversos. En general, en el taller se apostaba a utilizar lo que hab?a a mano. As? los colchones comenzaron a tener otro uso y la goma espuma se convirti? en la materia prima fundamental de cada t?tere. ?Trabajamos mucho con sombra y much?simo con los propios colchones de goma espuma. Hab?a que producir con lo que se ten?a y as? poder incluir en la producci?n la tolerancia a la frustraci?n, esto es muy importante. En la vida es probable que tengamos solo lo que podemos tener y que en la comparaci?n siempre haya quienes tengan m?s y siempre hayan quienes tengan menos.?

Las funciones de t?teres que se realizaron en el interior del penal fueron varias. Muchas de ellas, para festejar d?as tan importantes como el d?a del ni?o o el d?a de la madre. ?En ese momento en el taller era posible la consigna de ?hagamos t?teres para todos?. Hab?a un esp?ritu de entretener a los chicos. Con el tiempo apareci? ese individualismo en el que toda la sociedad argentina se meti?. Por eso, surgi? la idea de que le regal?ramos a los hijos, pero tambi?n hacer un plus de t?teres para llevar a otro lado donde ellos quisieran repartir. Ese lugar fue la sala de pediatr?a del Hospital Centenario. La idea era reemplazar por esto la funci?n de fin de a?o.?

Una an?cdota de libertad

Cuenta Mery Afranchino una de las tantas an?cdotas que le dej? su paso por la c?rcel. Habla de la libertad y la confianza, de la emoci?n y el respeto. Habla de la posibilidad, todav?a, de seguir creyendo en el otro. ?El primer a?o arreglamos que ellos volv?an solos desde el Centenario a la Unidad 3. Debo confesar que alambr? todo el tiempo. Una de las cosas que ellos ped?an era caminar. Me pidieron acompa?arlos a un bar, eso no estaba permitido y lo hicimos igual. Tomamos todos caf? con leche. Eso fue como la frutilla de la confianza y cuando llam? a la Unidad 3 para confirmar si hab?a vuelto, lo hab?a hecho. Cuando luego lo hable con el Alcaide ?l me dec?a que estaba seguro que iban a volver, ?porque estaba en juego usted?. Al a?o siguiente fueron y vinieron caminando, ellos solos?.

El hacer como posibilidad de cambio aparece como signo vital en el estado de c?rcel. De all?, la importancia de sostener espacios creativos, talleres donde las personas privadas de la libertad se encuentren a s? mismos con la producci?n propia y colectiva.

Y durante siete a?os, los t?teres fueron la excusa, pero sobretodo, los protagonistas de este cruce de historias de vida.




Foto: www.eltitiritero.com.ar
 

Publicado el: 10/08/2009

Por Mar?a Cruz Ciarniello.
Categor?as:
Derechos Humanos / Documento

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