Informe especial: I Parte
Sojizaci?n...y despu?s?
El debate en torno a los efectos nocivos del glifosato, el herbicida de Monsanto, que se utiliza para fumigar las m?s de 18 millones de hect?reas de tierra sembradas con soja trasng?nica que hay en nuestro pa?s, connota un panorama sumamente complejo sobre el impacto socioambiental del modelo agroindustrial, y los efectos sobre la salud humana. Consultado por enREDando, el Dr. Alejandro Oliva expresa la necesidad de ampliar la discusi?n m?s all? del uso del glifosato. El investigador coordin? una investigaci?n en cinco localidades rurales de la provincia de Santa Fe expuestas durante 50 a?os a la explotaci?n agr?cola. El informe revel? una incidencia mayor a los niveles de la media nacional de c?nceres de test?culos y ovarios y malformaciones uro-genitales en ni?os. A m?s de 6 a?os, nada se hizo desde los distintos niveles de gobierno, para profundizar en los resultados de esta preocupante investigaci?n.
Panorama
Actualmente, m?s de 18 millones de hect?reas de suelo argentino est?n sembradas con soja transg?nica, resistente al herbicida comercializado por la multinacional Monsanto cuyo nombre comercial es el Roundup Up, producido a base de glifosato.
La Siembra Directa de soja consume entre 180 y 200 millones de litros anuales de este herbicida que, combinado con sustancias altamente t?xicas conocidas como coadyuvantes o surfactantes, Endosulf?n, 2,4 D y detergentes que facilitan la penetraci?n del ingrediente activo en la tierra y aumentan su poder destructivo, se utiliza para fumigar v?a terrestre y a?rea las inmensas extensiones de tierra minadas con el monocultivo sojero.
?La creciente expansi?n de los monocultivos de soja a lo largo de los ?ltimos a?os ha barrido con los tradicionales espacios verdes que rodeaban los pueblos. Esos corredores estaban constituidos por montes frutales, criaderos de animales peque?os y chacras de peque?os agricultores. Ahora, mientras escasean los alimentos, los monocultivos llegan a las primeras calles de las localidades y las fumigaciones impactan sobre las poblaciones?, expresan las organizaciones sociales que integran la Campa?a ?Paren de Fumigar?.
En la provincia de Santa Fe, coraz?n de la Pampa H?meda, el mapa del modelo sojero es realmente preocupante. En el Informe ?Pueblos Fumigados? realizado por la Campa?a en el a?o 2009, se afirma que ?actualmente, en las zonas centro y sur de Santa Fe el 85 - 90% de la superficie esta cultivada con soja y se presentan problemas muy extendidos de degradaci?n y erosi?n de suelos. En la zona central, la soja ha desplazado al tambo con el consiguiente efecto sobre la mano de obra ocupada. Un fen?meno similar ocurre en la parte norte de la provincia, con el desplazamiento del algod?n por la soja.?
En Santa Fe, la reforma de la Ley 11.273 de Fitosanitarios cuenta con media sanci?n en Diputados y establece fijar el l?mite impuesto para las fumigaciones terrestres dentro de los 500 mts y las a?reas en 1000 mts. Sin embargo, la discusi?n ha perdido peso en la C?mara Alta y los fuertes intereses econ?micos, agroindustriales y pol?ticos diluyen la posibilidad de lograr su definitiva aprobaci?n.
En este sentido, el Centro de Protecci?n a la Naturaleza (Cepronat) solicit?, mediante un petitorio al gobierno provincial, que hasta tanto no se avance en este proyecto de ley, se aplique un principio precautorio y se decrete para todas las localidades del territorio provincial la aplicaci?n del ?rea de seguridad impuesta por la Justicia en el barrio Urquiza de San Jorge, prohibiendo las fumigaciones terrestres y a?reas a 800 y 1500 metros respectivamente. ?M?s de 12.000 santafesinos avalan esta propuesta y as? consta en las firmas que obran en nuestro poder y que el Ejecutivo no ha querido recibir, a pesar de los dos pedidos de audiencia que hemos solicitado. Toda demora significa la aparici?n de nuevos casos. Urge tomar una decisi?n y la misma est? en las manos del gobernador. Toda demora injustificada sin bases s?lidas, significar? cargar las consecuencias sobre las espaldas de la poblaci?n.?
El principal argumento que esgrimen las entidades agrarias y sectores pol?ticos para frenar el tratamiento de la reforma es que, por un lado, se carece de un estudio cient?fico serio que determine los efectos negativos del glifosato en la salud de la poblaci?n y que, por otra parte, de aprobarse este proyecto se perder?an miles de kil?metros de tierra productiva. Por el contrario, las cientos de voces de las organizaciones proteccionestas, ambientalistas y las comunidades que residen en las zonas cercanas a los polos agrarios denuncian un efecto devastador en la salud humana. Seg?n el informe Pueblos Fumigados, en la localidad de Las Petacas, ubicada a a 200 km al suroeste de la ciudad de Rosario, con casi un 80% de su poblaci?n que vive de la producci?n agr?cola, un relevamiento epidemiol?gico arroj? que en los ?ltimos 10 a?os se detectaron 42 casos de c?ncer en 800 habitantes y 400 personas con alergias varias. Adem?s, seg?n afirman los vecinos, el agua que consume el 20% de la poblaci?n, de origen humilde, no es apta para el consumo humano. ?Encontraron aguas contaminadas con ars?nico, nitratos y nitritos y en una excavaci?n se ha encontrado agua fosforada (los agroqu?micos son fosforados)?. Tambi?n denunciaron que ?no se respetan los l?mites de fumigaci?n ya que lo hacen en campos lindantes al pueblo y los pulverizadores y las camionetas con agroqu?micos circulan por las calles del pueblo.?
Investigaciones
Recientemente, los estudios de investigaci?n realizados por el Laboratorio de Embriolog?a Molecular del Conicet-UBA, cuyo director es el investigador Andr?s Carrasco, demostraron que a dosis mucho menores (1500 veces inferiores) que las que se utilizan habitualmente para la fumigaci?n, el agrot?xico de Monsanto provoca en embriones de anfibios, malformaciones y alteraciones neuronales, trastornos intestinales y card?acos.
Seg?n nota publicada en el diario P?gina 12 con fecha 13/10/2009, la investigaci?n subraya que ?los embriones fueron incubados por inmersi?n en diluciones con un mil?metro de herbicida en 5000 de soluci[on de cultivo embrionario, que representan cantidades de glifosato entre 50 y 1540 veces inferiores a las usadas en los campos de soja. Se produjo disminuci?n de tama?o embrionario, serias alteraciones cefal?acas con reducci?n de ojos y o?dos, alteraciones en la diferenciaci?n neuronal temprana con p?rdida de c?lulas neuronales primarias?. El trabajo tuvo dos tipos de experimentaci?n: inmersi?n en soluci?n salina y por inyecci?n de glifosato en c?lulas embrionarias. En ambos casos, afirma el art?culo period?stico, ?los resultados fueron rotundos?.
Por otro lado, las diluciones recomendadas para la fumigaci?n oscilan entre el 1 y el 2% de la soluci?n comercial, ?pero en el campo es sabido ? incluso reconocido por los medios del sector- que las malezas a eliminar se han vuelto resistentes al agrot?xicos, por lo cual los productores sojeros utilizan concentraciones mayores. El estudio afirma que en la pr?ctica cotidiana las diluciones var?an entre el 10 y el 30%?.
Por su parte, el ingeniero agr?nomo Alberto Lapolla, una de las voces m?s reconocidas en ?ste ?mbito y parad?jicamente una de las menos escuchadas, afirma en un art?culo publicado en un bolet?n digital, que los estudios impulsados a pedido de la Presidenta de la Naci?n durante el conflicto con el campo y realizados por el Conicet, fueron realizados, bajo la designacion del Ministero de Ciencia y Tecnologia Lino Bara?ao por una ?comisi?n ad hoc por fuera de los concursos habituales para un estudio de esta complejidad.?
Seg?n Lapolla, el informe ?concluy? un galimat?as pol?tico ? cient?fico donde en una p?gina se asegura que bajo condiciones de uso responsable, entiendiendo por ello las condiciones de uso autorizadas por las normas vigentes y cumpliendo con la adopci?n de buenas pr?cticas para su aplicaci?n, el glifosato y sus formulados no implicar?an riesgo para la salud humana o el ambiente?. Sin embargo, sostiene Lapolla, ?el informe no concluye en ninguna parte que el glifosato y sus formulados no implicar?an riesgo para la salud humana y el ambiente?. Por otra parte, el art?culo subraya que ?a cargo de este estudio, estuvo el Ing. Claudio Ghersa que fue uno de los principales impulsores del modelo sojero a trav?s del n?cleo monsantiano de la Facultad de Agronom?a de la UBA.?
Al mismo tiempo, Lapolla remarca que el Conicet no convoc? para la realizaci?n de esta investigaci?n a la gran cantidad de cient?ficos que dentro de las estructuras acad?micas del pa?s vienen trabajando hace tiempo por su cuenta, demostrando que el glifosato, sus coadyudantes y dem?s t?xicos del complejo sojero son responsables de enfermedades que padecen las poblaciones cercanas a las pampas sembradas con sojaRR. As? como tampoco consult? a los grupos de m?dicos que en todo el pa?s, entre ellos el Doctor Alejandro Oliva del Hospital italiano de Rosario, est?n denunciado el aumento de casos de c?ncer, nacimientos con malformaciones y abortos espont?neos en estas zonas.
El informe Oliva: la voz consultada por enREDando
Una de las voces especializadas que consult? enREDando es la del Doctor Alejandro Oliva, Director de Androlog?a del Hospital Italiano de Rosario, quien coordin? un informe de investigaci?n multidisciplinario que tuvo como objetivo describir las relaciones entre salud reproductiva y factores ambientales en poblaciones rurales, caracterizada por aspectos ambientales particulares.
Para ello se evaluaron tres variables: relaci?n de nacimientos masculinos/femeninos; incidencia de malformaciones uro-genitales masculinas (hipospadias y criptorquidias); e incidencia de c?nceres hormono-dependientes. ?Se seleccionaron cinco comunidades rurales de la Pampa H?meda de Argentina, compar?ndose los datos obtenidos con medias nacionales. Los datos bio-m?dicos y las fuentes ambientales de riesgo fueron relacionados entre s? a trav?s de un sistema de geo-referenciaci?n. La relaci?n de nacimientos no mostr? significaci?n. Las malformaciones presentaron una muy significativa incidencia. Los c?nceres hormono-dependientes presentaron incidencia mayores a las medias nacionales, particularmente en algunas de las comunidades estudiadas. Se concluye que existe una relaci?n entre condiciones de salud reproductiva y factores ambientales en esta regi?n.?
Bigand, Carreras, M?ximo Paz, Alcorta y Santa Teresa fueron las localidades donde se centr? la investigaci?n, debido a la alta explotaci?n agr?cola que estas zonas tuvieron en los ?ltimos 50 a?os y la exposici?n a diferentes agroqu?micos.
En di?logo con enREDando, Oliva afirma: ?En lo poco que pudimos hacer, observamos muchos m?s c?nceres, sobretodo digestivos, que no sabemos si son causados por los agroqu?micos, porque nosotros no tuvimos fondos para medir mol?culas. Encontramos mucho m?s de dos tipos de malformaciones urol?gicas en los chicos y pudimos ver con sistemas de geo referenciaci?n que el 90% de estos casos estaban dentro de los 300 metros de los posibles focos de riesgo: zona de acopios de granos, viejos transformadores de PCB?. Estas fueron algunas de las principales conclusiones a la que lleg? el equipo investigador. ?Los c?nceres de test?culos y ovarios estaban muy aumentados en relaci?n a las medias nacionales y lo que m?s nos sorprendi? son las malformaciones urol?gicas en chicos reci?n nacidos que son producto de ?stos qu?micos que producen una disrupci?n end?crina, remodulan la parte hormonal de los chicos en la panza de la mam? entonces nacen con estas malformaciones.?
En el informe se aclara que la incidencia de c?nceres de test?culo fue tres veces mayor y de casi dos veces en el c?ncer de ovario, comparados con las incidencias obtenidas en los registros de Concordia, Bah?a Blanca y las estimaciones para Argentina obtenidas del GLOBOCAN 2002. ?Cuando se analizan los resultados de las malformaciones uro-genitales masculinas, las cifras son m?s elocuentes al respecto, ya que las incidencias se ven amplificadas entre 10 para test?culos no descendidos y alrededor de 20 veces para hipospadias, al menos en las dos comunidades donde se obtuvieron datos cuando son comparadas con datos europeos o de registros regionales.? Estas comunidades fueron Carreras y M?ximo Paz.
Al mismo tiempo, el informe ?destaca dos riesgos potenciales en estas poblaciones rurales, relacionados con malformaciones y c?nceres hormono-dependientes. El hecho de identificar el riesgo no significa que pueda inferirse la magnitud del mismo, sino simplemente y cautelosamente hace necesario entrar en una segunda fase que es la del "diagn?stico del riesgo", que requiere de una mayor precisi?n en t?rminos de historias de salud y de diagn?sticos eco-sist?micos relacionados (marcadores ambientales y poblacionales), permitiendo as? poder confirmar los resultados aqu? encontrados.?
M?s all? de esto, la relevancia del informe es contundente. Sin embargo, sostiene Oliva, los resultados de la investigaci?n est?n archivados y nada se hizo desde los estamentos gubernamentales para profundizar el recorrido iniciado.
El impacto sobre la salud: condiciones socioambientales
El especialista plantea una mirada que complejiza agudamente la discusi?n en torno al uso o no del glifosato. Alejandro Oliva explica claramente que la toxicidad debe buscarse en la combinaci?n del herbicida con sustancias mucho m?s t?xicas que la propia mol?cula del glifosato. ?El glifosato para poder actuar necesita de detergentes para penetrar la tierra y esos detergentes son terriblemente t?xicos, mucho m?s t?xicos que el glifosato. Tambi?n se le agrega 2,4 D, Endosulf?n, casi en una proporci?n similar molecularmente y eso es lo que es t?xico. Son tres productos que est?n prohibidos y que aqu? se usan en una proporci?n alt?sima?
Al mismo tiempo, remarca que el debate ?hasta ahora ausente- deber?a centrarse en el impacto socioambiental y en el contexto en el cual toda esta combinaci?n t?xica act?a. ?Toda esta mezcla que s? es muy t?xica est? en un ambiente donde hay Feed Lots, que significan primeras napas contaminadas con nitr?geno por distintas orinas de animales concentrados en un determinado lugar, antibi?ticos y hormonas que se usan en los Feed Lots y nadie habla de eso. Si uno observa el mapa de Feed lots en Argentina queda espantado?.
Adem?s, est? presente el problema de contaminaci?n en el agua.
?Estamos sobre fuentes naturales de ars?nico. El 70% de la pampa h?meda tiene aguas con alt?sima concentraci?n de ars?nico. Las cooperativas tratan de darle agua a las localidades trav?s del proceso de ?smosis inversa pero eso es muy relativo porque llega a un 30, 40 % de la poblaci?n , el 70% restante ?con qu? va a pagar el agua purificada? Nosotros hemos trabajo en lugares como M?ximo Paz donde hab?a un 30% de desnutrici?n y la soja estaba tirada en el borde de la carretera. Es decir, las condiciones socioecon?micas no son tan simples. Si uno suma el nitrito, nitrato, ars?nico, todos los clorados m?s los detergentes y el glifosato y ah? es donde est? la bomba explosiva. Adem?s, consumimos carnes muy malas. El 85% del consumo de la poblaci?n en Argentina son carnes de Feed Lots, de muy mala calidad, constituidas sobre base de antibi?ticos y hormonas, creados en base a una alimentaci?n artificial basada en soja transg?nica, a eso hay que agregar que el 80% del pollo que se consume viene de hibridaciones que est?n con ba?os de cloro permanente.?
De esta manera, concluye Oliva ?est? complicada la cadena de aire por los productos de la fumigaci?n, la cadena de agua y la cadena de alimentaci?n. ?El debate se ampl?a y va mucho m?s all? de la soja y el glifosato?.
No hay decisi?n pol?tica
Para el especialista del Hospital Iitaliano, la falta de decisi?n pol?tica de todos los niveles del Estado e incluso de las Universidades es lo que favorece a una ausencia de legislaci?n y gesti?n pol?tica para debatir seriamente el impacto del medioambiente en la salud de las poblaciones. Por supuesto, son muchos los intereses pol?ticos y agroindustriales que influyen en este panorama desalentador que se presenta a corto y largo plazo.
Al mismo tiempo, se hace dif?cil que una parte de de la poblaci?n vinculada al sector agrario quiera hablar del tema. ?Es sumamente complejo transformar esto. Lo que le pas? a Andr?s Carrasco en La Leonesa (Chaco) a nosotros nos pas? hace 6 a?os atr?s. La gente siente que se est? atacando su forma de sobrevivencia y esto no es as?. Lo que se le est? planteando es que hay que hacer un cambio cualitativo?, apunta Oliva. ?Hay que hacer un estudio para saber c?mo est? el desarrollo neurol?gico en las distintas etapas et?reas de los chicos que viven en zonas fuertemente agr?colas. Y ver c?mo va ese desarrollo comparado con los centros urbanos?.
Con respecto a las fumigaciones a?reas y terrestres, Alejandro Oliva es contundente: ?Establecer un l?mite para las fumigaciones a?reas puede ser una posible medida si se realiza como deber?a realizarse. Menos de 3000 metros no se puede ni siquiera empezar a discutir?. Tambi?n aclara la necesidad de tener en cuenta los vientos, ya que el glifosato tiene la propiedad de permanecer extensos per?odos en el ambiente y viajar largas distancias arrastrados por el viento y el agua. Sin embargo, aqu? en Argentina, este factor no es tenido en cuenta por el sector agroindustrial a la hora de fumigar. ?Eso est? considerado en cualquier lugar que se legisle sobre fumigaciones. En los trabajos que se realizaron hace poco, se estudi? que lo que se fumigaba en Dinamarca llegaba a Finlandia y estamos hablando de miles de kil?metros y esto es por los vientos. Ac? nadie le da ninguna importancia a esto.?
Con respecto al l?mite de la fumigaci?n terrestre, aclara que deber?a estar a 800 metros, por la contaminaci?n de las napas. ?En Europa no est? prohibida la fumigaci?n pero hay una normativa que se cumple porque el que no lo hace pierde su licencia y su libertad. Si el radar detect? que un avi?n esta fumigando violando el ?rea, la justicia ac?. Pero para lograr eso hay que tomar decisi?n pol?tica y abrir un debate en serio que no pasa solo con la retenciones.?
Es as? como Oliva aclama por una legislaci?n nacional que no quede sujeta a la decisi?n de las Comunas y Municipios. ?Esta decisi?n pol?tica falta en la Naci?n, la provincia y en las universidades.? Tambi?n subraya la necesidad de no mezclar la discusi?n econ?mica con el debate profundo que debe darse en torno a la salud humana. ?El debate de las retenciones es un debate econ?mico que no tiene nada que ver con la salud?. Plantea con urgencia que la discusi?n y las investigaciones cient?ficas no se centren ?nicamente en discutir solo el glifosato sino abrir el panorama a todo un impacto ambiental mucho m?s complejo que incluye la ganader?a y el agua. ?El problema no es la mol?cula del glifosato sino todo lo que el glifosato lleva agregado, que cada uno lo usa a ojo de buen cubero. Le dicen las gotitas del cielo y de acuerdo a como viene el cielo le echan un chorro m?s o un chorro menos al tanque del glifosato y con eso salen a fumigar?.
En este sentido, reafirma: ?Las comunas no puede elegir adherir o no a las legislaciones. Esta es una concepci?n neoliberal. Hay que discutir una ley nacional y darle sostenibilidad. Hay que legislar, gestionar pol?ticamente, considerar a esto como delitos federales, prohibirlo de forma tajante y no por adhesi?n. Pero son decisiones de Estado. La discusi?n es mucho m?s amplia que el glifosato, y el problema va a seguir estando sino se regula?. La incorporaci?n de nuevas tecnolog?as podr?a generar otros problemas si la discusi?n no se profundiza. ?Dentro de unos a?os, las empresas que inventaron el glifosato y las organizaciones de la agroindustria van a salir decir que esto no va m?s, pero introducen nuevas tecnolog?as?, entre ellas, la nanotecnolog?a ?que conlleva el agregado de compuestos de metales y metaloides a este ambiente, y suman mayor preocupaci?n a este an?lisis. Existen ya evidencias de la toxicidad de estos componentes, al menos a nivel inmunol?gico y reproductivo que est?n encendiendo se?ales de extrema atenci?n e el mundo cient?fico.?
Con la fuerza de las comunidades
Son y siguen siendo las comunidades m?s afectadas a los modelos imperantes de la agroindustria y las organizaciones y movimientos sociales los que tienen, en esta intensa lucha por defender la salud humana, un rol fundamental. Son ellos quienes han logrado tras arduas resistencias un fallo hist?rico en la provincia de Santa Fe, en la localidad de San Jorge. Y son ellos los que han generado un debate que cada vez adquiere mayor dimensi?n, a pesar de los intereses pol?ticos y econ?micos vinculados al agronegocio que buscan sepultar cualquier tipo de voz que denuncie el impacto nocivo del monocultivo sojero. Sobre esto, el Dr. Alejandro Oliva enciende una mecha de esperanza. ?Las comunidades y las organizaciones tienen un rol fundamental que es promover el debate. Muchas veces lo hacen sin recursos, y eso es lo que se logr? en estos ?ltimos a?os, gracias a las comunidades, a las organizaciones. Esto es lo que va a finalmente a promover que la opini?n de la poblaci?n sea m?s fuerte que la opini?n de la agroindustria?.
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Foto: Ecoportal.net |
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Publicado el: 16/09/2010
Por Mar?a Cruz Ciarniello.
Categor?as: Medio Ambiente / Documento
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