La solidaridad de saberes en La Casa de Todos
Nombre pretensioso, La Casa de Todos. Pero ilustrativo
de la apuesta que, a partir del objetivo inicial de combatir y prevenir la violencia en todas sus formas, hace cotidianamente esta ong del barrio San Francisquito: ser un espacio del que los vecinos se apropien cada vez m?s, y
a partir de eso se vaya modificando, redefiniendo constantemente, en tanto "espacio de poder", de poder de la gente, "distinto de las pr?cticas de la pol?tica partidaria y de las pr?cticas religiosas muchas veces autoritarias, verticalistas".
Nombre pretensioso, La Casa de Todos. Pero ilustrativo
de la apuesta que, a partir del objetivo inicial de combatir y prevenir la
violencia en todas sus formas, hace cotidianamente esta ong del barrio San
Francisquito: ser un espacio del que los vecinos se apropien cada vez m?s, y
a partir de eso se vaya modificando, redefiniendo constantemente, en tanto
"espacio de poder", de poder de la gente, "distinto de las pr?cticas de la
pol?tica partidaria y de las pr?cticas religiosas muchas veces autoritarias,
verticalistas".
As?, modific?ndose, redefini?ndose, fue desde el
principio la actividad de La Casa de Todos, que surge como una red integrada
por personas con trabajo previo en distintas organizaciones del barrio. Fue
durante los a?os 92 y 93 que los agentes sanitarios del centro de salud de la
zona, dependiente de la provincia, notaron como un problema cada vez mayor en
el barrio al de la violencia, f?sica, contra las mujeres y los chicos. Desde
el centro de salud surge entonces la convocatoria a las otras organizaciones
-la parroquia San Francisquito, comedores, comunidades eclesiales de base- a
conformar un equipo de trabajo que aborde espec?ficamente el tema de la
violencia. "Empezamos a trabajar en forma conjunta desde, en principio, la
mirada de la asistencia, que es lo que aparece como lo m?s urgente. Ven?a una
mujer golpeada y ve?amos qui?n la conoc?a, si iba a la parroquia, si
la invit?bamos al taller, c?mo hac?amos con los chicos. En el camino
fuimos viendo que lo que se necesita es empezar a abrir l?nea en lo
preventivo, sino siempre est?s dando vuelta sobre lo mismo. Es ah? cuando se
empieza a pensar en talleres de recreaci?n para los chicos y las chicas del
barrio, en seguir ampliando los talleres de mujeres; y se pide a la parroquia
que nos deje usar el sal?n, que era un galponcito", dice Marty Vitta, ligada
a la organizaci?n desde sus comienzos, llegada desde la comunidad Mar?a
Madre. Tambi?n desde los primeros pasos de La Casa de Todos anda por ah?, por
el coraz?n de San Francisquito, la actual titular de la ong, Elsa
Rojas, desde hace trece a?os enfermera del centro de salud del
barrio. "Pretendemos que la gente del barrio se apropie cada vez m?s de esto
porque nosotros no nos vamos a quedar toda la vida", vuelve Elsa sobre
las redefiniciones permanentes. "Nuestra posici?n tiene que ver con el
concepto de educaci?n popular, partimos de un reconocimiento de los
distintos saberes, no uno sobre otro sino particulares, diferentes, y
apostamos a la solidaridad entre saberes; no desde un lugar id?lico de
convivencia sino desde un lugar del conflicto que la diversidad implica. Ac?
se discute mucho todo", se suma Marty. Y los que discuten son unos
cuantos. Marty y Elsa son las que sostienen hasta el final la charla con
enREDando una ma?ana de jueves, pero la hab?an empezado otras tres de las
voluntarias que sostienen las distintas actividades. En La Casa de Todos hay
cuarenta personas que trabajan voluntariamente -entre ellas varias
profesionales y estudiantes- y otras cuarenta m?s, no menos voluntariosas,
que son beneficiarias del programa Jefas y Jefes de Hogar. Todos se
encuentran s? o s? al menos una vez por mes, en las reuniones plenarias en
las que se definen, entre todos, los lineamientos gruesos de las actividades.
As? que son muchos los que discuten cada paso, los que confrontan saberes y
experiencias diversos. Despu?s, todas las actividades -talleres para ni?os y
adolescentes, grupos de mujeres, costurero, copa de leche, apoyo escolar,
alfabetizaci?n de adultos, asistencia psicol?gica, asesoramiento jur?dico,
tr?mites de documentaci?n, admisi?n de personas derivadas desde otros lugares
como escuelas y centros de salud- est?n coordinadas por un equipo de
cinco integrantes que aporta operatividad, continuidad de la acci?n. Marty
remarca de qu? hablan en La Casa de Todos cuando hablan de
violencia: "Siempre que alguien es tomado por otro como objeto hay una
situaci?n de violencia. Puedo ser tomado como objeto desde pol?ticas
asistenciales que me pongan en ese lugar, desde intervenciones profesionales,
desde pol?ticas educativas. Todas aquellas pr?cticas que no reconocen al otro
como sujeto son pr?cticas violentas", desgrana. De ah? tanta insistencia en
la convocatoria a la participaci?n, "porque la participaci?n es lo que
te coloca como sujeto", dice Marty. Entre las tantas discusiones en el
seno de La Casa de Todos, est? la del "trabajo voluntario". "Creemos que todo
obrero merece su salario", parte Marty al respecto. Pero a pesar de que
desparrama proyectos todo el tiempo la organizaci?n no accede a
financiamiento y las actividades y el inmueble -que pertenece a la parroquia
San Francisquito- se sostiene con cien pesos mensuales que dona un
particular, con el aporte de diversos elementos para los talleres, el
costurero y la copa de leche que junta "una red de amigos" y con eventuales
bonos, con fines determinados como alguna refacci?n edilicia." "Lo del
trabajo voluntario te coloca en un lugar complicado -sigue Marty-, en el que
pod?s quedar ante la gente como la persona que no tiene necesidades que viene
ac? a dar una mano... Tratamos de transmitir que lo que uno hace no es
beneficiencia, es una militancia social y pol?tica". "Y adem?s, todos
crecemos mucho como personas, aprendemos muchas cosas", acota Elsa. Nombre
pretensioso, La Casa de Todos. Un espacio para todos es todo un desaf?o en el
que est? inmersa la mayor?a del pueblo argentino. Y en la ong de San
Francisquito tienen plena conciencia de ello, pero aclaran que respetan la
diversidad de procesos y tiempos de cada uno y por lo tanto no asumen
compromisos en t?rminos institucionales, aunque sean varios los
que participan peri?dicamente de movilizaciones y actos con
otras organizaciones. "Algunos nos podr?n criticar porque estamos
demasiado en lo micro, pero queremos evitar algo que nosotros podemos
criticar a otros, que es que se sostengan sellos que no tengan trabajo real
en los barrios o que dos o tres se arroguen representaciones que no tienen",
reflexiona Marty. Y Elsa comenta que le llam? la atenci?n el hecho de que
muchas de las organizaciones y autoridades que participaron del reciente Foro
Social y Econ?mico de Rosario sab?an muy poco de La Casa de Todos. "No
tenemos mucha prensa", se r?e Elsa. Pero s? reconocimiento en el barrio, y un
crecimiento constante de la demanda. Y un crecimiento tambi?n, y eso pone
contentas a Marty y a Elsa, de esa apropiaci?n de parte de los vecinos de un
espacio pretensioso, La Casa de Todos, pero posible.
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Notas relacionadas:
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Publicado el: 09/04/2003
Categor?as: Buenas Pr?cticas / Reportaje
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