La Vagancia
Los pibes de la esquina solidarios
"Trabajamos esta cuestión de que con otros se puede", dice Manuel,
integrante de La Vagancia, grupo de adolescentes y jóvenes que desde
barrio Ludueña y desde los sueños fundantes de Claudio Pocho
Lepratti se sostiene desde hace una década. Instalar que "con
otros se puede" no es una cuestión menor en esquinas como las de Ludueña,
en la que los pibes que navegan entre la niñez y la adultez están
más a la deriva que los que tienen más acceso a condiciones
de vida dignas.
"Trabajamos esta cuestión de que con otros se puede", dice Manuel,
integrante del La Vagancia, grupo de adolescentes y jóvenes que desde
barrio Ludueña y desde los sueños fundantes de Claudio Pocho
Lepratti se sostiene desde hace una década. Instalar que "con
otros se puede" no es una cuestión menor en esquinas como las de Ludueña,
en la que los pibes que navegan entre la niñez y la adultez están
más a la deriva que los que tienen más fácil acceso
a condiciones de vida dignas.
"Es muy fuerte esto de que los jóvenes se juntan en las esquinas para
drogarse, por eso nosotros decimos juntémonos en las esquinas también
para hacer cosas solidarias, precisamente porque uno puede caer en la droga
porque no sabe qué tiene mañana, no sabe si hay un futuro inmediato
o una esperanza, un algo... Va por ahí la cosa de La Vagancia", sigue
Manuel.
Y Varón, otro de los pibes de La Vagancia, tercia para enumerar las
actividades que sostiene el grupo: un taller de comunicación que edita
la revista La Nota y aporta para otra revista, Ángel de Lata; una
murga integrada por entre 30 y 40 chicos; actividades de recreación
para niños los fines de semana; recitales; campamentos; encuentros.
Además, aunque sus integrantes no lo digan, La Vagancia asumió
desde diciembre del año pasado una actividad ineludible: dar testimonio
de lo que fuera la vida de Pocho Lepratti, uno de los fundadores del grupo,
asesinado por la policía cuando pedía que pare la represión
desatada en barrio Las Flores igual que en casi todas las barriadas humildes
rosarinas.
"Todo lo que hacemos es en función de que estamos en grupo -insiste
Manuel-, es el grupo el que motoriza las actividades. Cada uno propone pero
después es el grupo el que toma lo que se propone en pos de algo".
Y es un grupo misionero católico donde hay que buscar los orígenes
de La Vagancia, a comienzos de los '90. Pocho era seminarista y entre sus
obligaciones -seguramente asumida por él con mucho gusto- estaba la
de misionar en alguna parroquia. Fue así que Pocho llegó a
la Vicaría Sagrado Corazón de barrio Ludueña, a cargo
de Edgardo Montaldo, y al cabo del dictado de una catequesis de confirmación
un grupo de adolescentes quedan enganchados en eso de juntarse, de compartir,
de vivir un poco más en términos de comunidad. "En noviembre
del '93 hicimos un campamento y nos conformamos como grupo que no se reúne
para una actividad específica eclesial como era la catequesis sino
para actividades varias", recuerda Manuel. Después de un comienzo
con actividades más amplias, el grupo resuelve centrar sus esfuerzos
en los adolescentes y jóvenes: "Veíamos que en el barrio había
mucho trabajo con los adultos y mucha solidaridad en cuanto a la niñez.
Y pensamos que para qué matarte trabajando en darle de comer, vestir,
hacer ir a la escuela a la niñez si después, cuando llega a
los doce o trece años, la dejás en banda total y eso lo aprovecha
cierta otra gente", explica Manuel.
Y Varón cuenta el por qué del nombre del grupo, que surge en
un encuentro de jóvenes en la capilla Guadalupe. "Cuando empezó
la ronda de presentaciones todos pelaban un nombre, pero nosotros éramos
tan vagos que no habíamos pensado uno para nuestro grupo, así
que cuando nos tocó el turno de presentarnos Pocho se paró
y dijo: yo soy Claudio, del grupo La Vagancia, y ahí quedó".
Espontáneos desde el arranque, los pibes de La Vagancia apuestan de
todos modos a instancias organizativas como las reuniones que animan todos
los domingos "desde las 6 o 7 de la tarde hasta la hora que haga falta".
Y convocan a los que quieran pedirles o darles una mano a buscarlos en la
casa de Pocho, en Gorriti entre Liniers y Teniente Agnetta o escribirles
a lavagancia@tutopia.com.
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Publicado el: 19/12/2002
Categor?as: Buenas Pr?cticas / Reportaje
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